viernes, 30 de diciembre de 2011

La bofetada

La bofetada
Christos Tsiolkas

Lo primero que me ha sorprendido de esta novela es la Australia que describe: una Australia centrada en inmigrantes e hijos de inmigrantes (griegos y asiáticos) en la que aparentemente no hay australianos y los que hay son unos parias. Aquí los triunfadores, los emprendedores son los que han llegado de fuera. Supongo que esto es debido a los orígenes del autor (la solapa del libro nos informa que nació en Melbourne, pero el apellido Tsiolkas es griego).

La novela comienza con una reunión familiar en la que el comportamiento de un niño provoca la reacción violenta de uno de los adultos. A partir de ahí se hace un recorrido por algunas de las vidas presentadas en esa reunión inicial (sus orígenes, sus deseos, sus sentimientos - los expresados y los tácitos, los luminosos y los degradantes - ) estructurado en torno a algunos personajes elegidos como protagonistas.

Ni la construcción de la historia ni la prosa empleada son especialmente destacables. Finalizada la lectura, no ha quedado una frase, una descripción, una metáfora que me hayan conmovido, excitado o llamado la atención. Los acontecimientos descritos son bastante cotidianos, casi anodinos; el único intento de algo diferente se encuentra en el último capítulo con resultados más que discutibles porque rompe con la atmósfera del resto de la novela sin incorporar ningún resultado a la trama.

Y sin embargo... conforme vamos leyendo deseamos conocer qué les sucede a esas personas, cómo se van a comportar, qué es de sus vidas, qué piensan de sus amigos y familiares. Los personajes nos importan.

Una lectura recomendable, aunque me parece que no está a la altura del ruido que ha hecho.

jueves, 15 de diciembre de 2011

La teoría de la evolución NO es una hipótesis; es un hecho

Evolución
Richard Dawkins

El apéndice que cierra este libro recoge los resultados de una serie de encuestas realizadas en Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Europea entre 2000 y 2005. La pregunta clave que se hacía al encuestado era si consideraba que el hombre, tal y como lo conocemos hoy día, era descendiente de animales más primitivos. Los resultados fueron dispares dependiendo del país, pero en promedio un 40% de las personas contestaron con un no a la pregunta. Cuando se preguntaba si el hombre primitivo había sido coetáneo de los dinosaurios, la cantidad de síes se disparaba muy por encima del 50%.

Si el número y tipo de encuestados fueron significativos, estos resultados demuestran el estado en que se encuentra la (desin)formación científica en muchos países supuestamente desarrollados. El zoólogo y divulgador Richard Dawkins comienza su ensayo comentando estos resultados y dejando claro cuál es el objetivo del libro: mostrar que la teoría de la evolución es un hecho, que el sustantivo “teoría” hay que entenderlo en el sentido de conjunto de postulados que explican el desarrollo de las formas vivas y que esos postulados están respaldados por tal cantidad de hechos que es imposible considerarla como una simple hipótesis o como un pasatiempo intelectual.

En este libro no se discute la existencia de Dios, pero se deja bien claro que la descripción bíblica de la creación de la vida es insostenible frente a los hechos mostrados por el registro fósil, la embrionología, la genética y la observación de la vida en el planeta tal y como la conocemos hoy día.

La descripción de la teoría de la evolución a través de las cuestiones de las que se ocupa (el cambio de las especies a través del tiempo, sus parentescos y las causas de dicho cambio) es simplemente brillante. Además de explicar cómo la teoría evolucionista describe la existencia de las diferentes formas de vida, Dawkins discute y rebate en cada punto las argumentaciones creacionistas en contra de las conclusiones de Darwin señalando en los casos en los que procede qué cuestiones siguen sin tener una explicación clara desde la teoría de la evolución.

Independientemente de la polémica (ficticia y existente solo en algunas mentes confusas) creacionismo-evolucionismo, el libro es una introducción apasionada y rigurosa al tema de la evolución. Está trufado de ejemplos muy gráficos sobre cada punto tratado y describe algunos experimentos fascinantes (como el estudio de ¡¡45.000!! generaciones de bacterias bajo condiciones controladas en laboratorio para comprobar los postulados evolucionistas) que son enormemente enriquecedores.
 
No hay diseñador. La aparente perfección que observamos en los seres vivos se desvanece cuando se estudian en profundidad (restos de apéndices atrofiados en el esqueleto, nervios que realizan recorridos absurdos en el interior del cuerpo y un largo etcétera). La evolución es una fuerza ciega: mutamos infinitesimalmente en cada nacimiento respecto a nuestros progenitores y la suma de diferentes presiones (ambientales, genéticas, sexuales, etc...) determina qué mutaciones se transmiten en el tiempo y cuáles no. En definitiva, no somos inevitables. Viendo lo que sucede en el mundo es casi un consuelo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El diablo en un bosque

El diablo en un bosque
Gene Wolfe

El relato comienza con un pequeño prólogo ajeno a la historia propiamente dicha que Gene Wolfe utiliza para ponernos en situación y darnos un punto de vista externo sobre los protagonistas de la novela: un pequeño grupo de aldeanos que habitan un olvidado poblado rodeado de bosques. El herrero, el carpintero, el abate, el posadero y su hija, el tejedor y su aprendiz Mark (el protagonista de la historia) por un lado. La vieja y misteriosa Madre Cloot, el bandido Wat y su compinche Gil por otro.

Es un libro típico del estilo Wolfe: críptico, con elipsis en el argumento y en el que el lector desconoce casi tantas cosas como los protagonistas de la narración, aunque esas características están más suavizadas en esta novela que en otras del mismo autor. La historia puede interpretarse desde varios puntos de vista, dependiendo de la empatía que se sienta por unos u otros personajes (el racionalismo del abate, el pragmatismo del posadero, las dudas y supersticiones de Mark que se mezclan con la observación analítica...).

Los fenómenos sobrenaturales se presentan, como siempre pasa con Gene Wolfe, de un modo sorprendentemente verosímil: siempre queda la duda de si el fenómeno es real o se debe a la sugestión producida sobre el personaje que lo observa. El argumento está fabricado a conciencia, complicándose conforme progresa la acción. El noveno capítulo es una especie de punto de inflexión y no desvelaré nada más.

Altamente recomendable y quizá la mejor opción para quien desee adentrarse en los libros de Gene Wolfe y poder conocer así al Autarca del Sol Largo o al desmemoriado soldado Latro.