viernes, 20 de enero de 2012

El agente de las estrellas


El agente de las estrellas
John Scalzi

El propio Scalzi nos comenta en el prólogo que esta fue su primera novela. Le fue bastante bien con ella: ganó el premio Campbell al mejor escritor novel de ciencia ficción y además las ventas le acompañaron.

Scalzi nos cuenta en clave de humor el primer contacto del ser humano con una raza alienígena. Es la única parte convencional del argumento, que está tan repleto de referencias a la actualidad (celebridades, series de televisión, revistas...) que dentro de unos años probablemente se perderán muchos de los chistes contenidos en él. De hecho, durante gran parte de la novela la presencia de los alienígenas es solo la excusa para mostrar (y criticar) el mundillo del cine. Y precisamente el punto más bajo del relato se produce paradójicamente en el clímax (en el que la presencia de los alienígenas deja de ser la excusa y se convierte en el centro de la trama), donde Scalzi pierde el humor sin conseguir a cambio solemnidad: gajes de ser bisoño, supongo.

Por lo demás, es un entretenimiento ágil y desenfadado que arranca sonrisas con frecuencia. Divertida.

lunes, 9 de enero de 2012

Cuarta entrega de la saga “Malaz: el Libro de los Caídos”


La Casa de Cadenas
Steven Erikson

Un panteón de dioses cambiante, alterable por las circunstancias. Un conjunto de Sendas que son las fuentes de la magia vinculadas, bien al panteón, bien a razas de seres ancestrales. Una Baraja de Cartas que refleja o anticipa (depende de las facultades del lector de la baraja) la situación de los diferentes dioses y de los paladines de cada uno de ellos.

Estos mimbres son la estructura de la vasta historia inventada por Erikson. Inmensa en su extensión (diez libros – todos con muchos centenares de páginas - el último de los cuales se terminó en 2010), en el marco espacial en que se desarrolla, en el sinfín de personajes que la pueblan y que acontece en un período temporal muy concreto que, sin embargo, se ve constantemente dilatado por la participación de razas, personajes y hechos acaecidos en un pasado remoto pero que aún permanecen vigentes en el momento en que se relata la historia.

En todos los libros se trenzan diferentes tramas y algunas incluso sobreviven a la finalización de un volumen y continúan en otro que no es el que le sucede inmediatamente en orden de lectura. Los libros no siguen una secuencia temporal exacta (el cuarto, por ejemplo, arranca en un momento anterior a lo relatado en los tres libros anteriores). Y Erikson no se dedica a dar explicaciones: el lector desconoce casi tantas cosas como los personajes de la historia.

Por lo tanto no estamos ante un libro al uso del género de Fantasía. Nos encontramos sumidos en una trama inmensa en la que casi nada parece lo que es. El libro exige atención para que con el transcurso de las páginas y los volúmenes podamos llegar a hilar el sentido del argumento... y merece enormemente la pena hacerlo. Porque lo que nos ofrece Erikson a cambio es homérico. Y si hay que atravesar momentos de confusión... ¡no desfallezcamos! A fin de cuentas, los propios dioses desconocen las consecuencias de muchos de sus actos.