jueves, 17 de mayo de 2012

Dilvish


Dilvish
Roger Zelazny
I. Dilvish, el maldito
II. La tierra cambiante

La Factoría de Ideas reedita las dos novelas de Roger Zelazny protagonizadas por Dilvish. Dilvish, convertido en piedra por el hechicero Jelerak al interrumpir por accidente uno de sus sortilegios y condenada su alma a habitar en el averno durante doscientos años hasta que logra escapar y emprende la venganza.

En realidad "Dilvish, el maldito" consiste en una serie de relatos independientes, escritos en diferentes fechas en los que el personaje principal es Dilvish. En general son entretenidos aunque la narración es muy esquemática. Es como si Zelazny necesitase más espacio para dar lo mejor de sí mismo y el relato más estimable es el de mayor longitud: Torre de hielo. En el debe, las más de doscientas páginas son engañosas ya que la edición es con una letra de dimensiones considerables por lo que el volumen no tiene demasiada lectura.

"La tierra cambiante" sí es una novela. Es independiente de la colección de relatos, aunque hay muchos personajes y situaciones a los que se hace referencia por lo que la historia es más disfrutable si se conocen los antecedentes. Aquí encontramos una unidad de estilo que no existía en el volumen de relatos y, con más páginas, Zelazny escribe mejor aunque siempre está pendiente del ritmo, de forma que la sucesión de acontecimientos es vertiginosa, con varias tramas abiertas que confluyen en el final de la novela. Muy entretenida, bastante bien escrita y ejecutada al modo de los clásicos: lo que puede contarse en una página no se cuenta en treinta.

viernes, 11 de mayo de 2012

Borges en los diarios de Bioy


Borges (diarios)
Adolfo Bioy Casares

Bioy Casares escribió durante gran parte de su vida un diario que Planeta editó completo hace unos años. De aquel volumen de dimensiones bíblicas se ha extraido esta selección (editada en 2011), que se centra en la figura de Borges.

No se tratan aquí aspectos sentimentales de la vida del escritor argentino. Su casamiento pasados los sesenta, su divorcio posterior, la relación con su madre o el amor hacia María Kodama se vislumbran pero pocas veces son el argumento de las anotaciones de Bioy. Con el paso de los años (el diario arranca en 1947) y muy especialmente a partir de la década de los setenta, el flujo de las anotaciones disminuye y en la década de los ochenta, cuando los dos amigos se alejaron física y quizá también sentimentalmente, el diario se vuelve magro.

Juan Ramón Jiménez, Goethe, Lorca, Neruda, Gabriela Mistral, Gerardo Diego, Alberti, Quevedo, Shakespeare, Baroja, Azorín, Sábato... todos ellos y muchos otros son laminados de forma implacable por estos dos alcahuetes en sus tertulias privadas. Se difumina en estos diarios la imagen del Borges venerable y oracular, atemperada por rasgos más humanos.

El grueso de las entradas lo constituyen discusiones sobre literatura. Sobre autores, estilos, versos, palabras elegidas en determinados fragmentos y los posibles motivos que condujeron al autor de turno a dicha elección y todo tipo de cuestiones relacionadas con el arte de escribir. Independientemente del chascarrillo, asistimos al diálogo de dos mentes luminosas que nos hacen vivir y disfrutar la literatura.

Una maravilla.

sábado, 5 de mayo de 2012

Mi nombre es legión


Mi nombre es legión
Roger Zelazny

Aunque se vende como una novela, en realidad el libro consiste en tres relatos escritos en diferentes momentos cuya única relación es que los protagoniza el mismo personaje.

Son tres relatos policiales. En el primero se trata un caso de sabotaje; un relato correcto sin más que no tiene nada especial. En el segundo una serie de asesinatos atribuidos a delfines; ilegible. Y en el tercero un asesinato atribuido a una máquina; comienza siendo interesante por las características tan particulares de la máquina y termina aburriendo por las disgresiones psicoanalíticas a las que se dedica el autor.

Un Zelazny desangelado, con una prosa ramplona, sin inspiración, alejadísimo de sus momentos más afortunados. Totalmente prescindible.

El libro ha conocido ediciones anteriores con el título El hombre que no existía.