Que el vasto mundo siga girando
Colum McCann
Llegué a esta novela, a priori
una más de las que pueblan fugazmente las mesas de novedades de las librerías,
por casualidad. Un autor desconocido para mí, ninguna referencia previa sobre
el libro y una colección (RBA Narrativas) con la que habitualmente no
sintonizo. Sin embargo, después de leer alguna página al azar, decidí comprar
el libro.
El leit motiv de la novela
es el paseo que se dio el funambulista Philippe Petit entre las Torres Gemelas
el siete de agosto de 1974. Todas las historias del relato tienen contacto con
ese hecho, que sirve como amalgama aunque en sí mismo no reviste importancia.
De hecho, el libro de McCann es en realidad una especie de colmena en la que
cada uno de los personajes recorre su propio camino. Finalmente todos ellos
terminan teniendo algún vínculo fugaz e irrelevante, pero el desarrollo de la
novela está tan conseguido que revive perfectamente la sensación de azar, de
encuentro fortuito ocasionado por lo imprevisible de la vida.
De las diversas vidas que cuenta
la novela, la primera de ellas, la de los dos hermanos irlandeses, es la que me
parece más floja. Es muy radical y el personaje principal, que es en cierto
modo el detonante de todo lo que sabremos después, resulta poco creíble y muy
forzado. Es el único borrón en la historia porque el dibujo de todos los demás
protagonistas es vívivido y muy humano. Resultan especialmente conmovedoras las
autobiografías de una de las prostitutas, la del juez y la de una de las madres
que perdieron a sus hijos en Vietnam. Y todo en una prosa muy cuidada, con
muchos registros diferentes que se adaptan a cada personaje y cada situación.
En definitiva, una lectura
placentera que emociona. Y otro de esos libros que se olvidarán, que no tendrán
suerte con las ventas, que pasarán desapercibidos. Misterios del mundo
editorial.