martes, 31 de diciembre de 2013

Steven Spielberg. Biografía no autorizada

Steven Spielberg. Biografía no autorizada
John Baxter

Al final sucumbí y me hice con él. Era demasiado morbo. Aunque estando Spielberg aún en activo y manejando tantos hilos de la industria como maneja, era difícil esperar un ensayo que se aproximase siquiera lejanamente a un enfoque definitivo sobre el personaje.

En general el libro de Baxter incide en los aspectos menos amables del director estadounidense, presentándolo como alguien solapado, avieso en ocasiones, poco franco y muy pendiente de sus propios intereses. En lo artístico solo se alaban la extraordinaria capacidad de trabajo y la enorme pericia técnica con la cámara; no se le otorga ninguna relevancia como cineasta más allá del simple entretenimiento y la habilidad para rodar auténticos taquillazos.

El análisis de la filmografía es sumario, limitándose a recoger anécdotas sobre los rodajes y la elección de los repartos así como algún cotilleo más o menos picante. La faceta económica de la industria tiñe todo el recorrido que Baxter hace de la carrera de Spielberg, a quien contrapone permanentemente con Coppola y Scorsese como cineastas auténticos.

El libro se estructura en capítulos generalmente dedicados a una o dos películas que son las que les dan título. Sin embargo, en bastantes ocasiones la cinta que da título al capítulo recibe menos atención que otras pendientes de filmar (como por ejemplo “Always” y “Hook” frente a “Parque Jurásico” en el capítulo dedicado a ellas). Y el capítulo final es una especie de macedonia en la que despacha todo lo que dirigió entre 1996 y 2005 así como la creación de DreamWorks.

Por lo tanto, un ensayo muy sesgado aunque entretenido por los cotilleos.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Terra Nova. Antología de CF contemporánea 2

Terra Nova. Antología de CF contemporánea 2
Felicidad Martínez, Aliette de Bodard, Adam-Troy Castro, Germán Amatto, Carlos Gardini, Nnedi Okorafor, Pedro Andreu, Greg Egan, Ramón Muñoz, Lavie Tidhar, Ken Liu

El grupo heroico que editó el año pasado un primer volumen de relatos inéditos en castellano, ha vuelto a lograr la proeza y nos trae una nueva recopilación. En esta ocasión he comprado el formato digital; en primer lugar para ir desahogando las estanterías y en segundo lugar porque el precio (3,54 €) me ha parecido ajustadísimo y honesto.

Como resumen general, vuelve a haber los lógicos altibajos y en esta ocasión quizá haya más relatos enfocados al aspecto social que al tecnológico.

De los que ocupan el primer tercio del volumen (“La textura de las palabras”, “Separados por las aguas del río celeste”, “Las manos de su marido”, “¿Pueden llorar ojos no humanos?”) solo me ha parecido realmente meritorio el primero, si bien ninguno está totalmente conseguido; unos por lo simple del mensaje, otros por demasiado obvios, alguno por soso... “La textura de las palabras” está muy bien escrito y pensado pero quizá le falle el final, que es al estilo Asimov con la diferencia de que el norteamericano no montaba un mecanismo tan elaborado cuando solo intentaba hacer un guiño.

A partir de ahí el nivel crece considerablemente. En “Juicio final” nos encontramos a todo un Gardini, que es quizá el mejor escritor de los que aparecen en el libro y en los siguientes relatos siempre hay algo interesante (el original “Araña, la artista”, el lírico “La djin”, el curioso “El último Osama”).

Pero las tres joyas de esta recopilación son sin duda “En el filo” de Ramón Muñoz, “Noches de cristal” de Greg Egan y “El hombre que puso fin a la historia” de Ken Liu. “En el filo” tiene una ambientación y una trama absorbentes, “Noches de cristal” nos ofrece la profundidad y riqueza de ideas habituales en Egan y “El hombre que puso fin a la historia” es sencillamente espectacular: desde la idea que da origen al relato hasta las reflexiones en torno a las consecuencias de llevar a la práctica dicha idea.

Ojalá sea cierto que no hay dos sin tres y el año que viene podamos disfrutar de otra Terra Nova.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Caída y auge de Reginald Perrin

Caída y auge de Reginald Perrin
David Nobbs

No sabía que existiera esta novela, pero al verla editada recordé de forma muy borrosa una serie del Jurásico acerca de un gris inglés de vida anodina que da un original golpe de timón tratando de cambiar las cosas.

Un libro divertido, muy vigente en las motivaciones del protagonista y con un gran estilo que remite directamente a lo que ha terminado acuñado como humor británico... aunque allí Benny Hill sea mucho más popular.

Se pasa un buen rato leyéndola. Inolvidables la suegra y el cuñado.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Todas las historias y un epílogo

Todas las historias y un epílogo
Enric González

De la actividad del periodista Enric González como corresponsal de El País en Nueva York, Londres y Roma surgieron tres libros, ahora agrupados en un solo volumen, en los que recoge chascarrillos, anécdotas personales y fogonazos de la historia de esas tres grandes ciudades.

Los tres comparten un mismo estilo elegante y desenfadado en el que las historias se cuentan como si el periodista charlara en persona con nosotros en cualquiera de los cafés que describe. Calles, edificios, anécdotas, personajes curiosos, hechos históricos más o menos conocidos y opiniones personalísimas se van dando el relevo y dejan una visión atractiva y entretenida de las tres urbes.

El más logrado de los tres quizá sea el de Londres, que parece mucho más trabajado como conjunto; los de Roma y Nueva York son menos orgánicos, más caprichosos en los cambios de tercio, pero siguen ofreciendo una lectura encantadora. Se echa de menos un índice de personas y lugares más completo que el ofrecido en el que, por ejemplo, no pueden localizarse los clubes de fútbol londinenses de los que se nos cuenta la peripecia de su fundación.

En cualquier caso una grata lectura. Y de calidad.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Kraken


Kraken
China Miéville

He llevado mi paciencia al extremo y he alcanzado a leer los dos primeros tercios. Después lo he dejado. El libro es indescriptible. Es como si Miéville hubiera decidido volcar en el papel cualquier ocurrencia que le pasara por la cabeza: metáforas peregrinas, constantes virajes en el argumento, personajes grotescos, trama deshilvanada. Algunos comentan que en realidad se trata de una parodia; una parodia de sí mismo, supongo, y de sus libros anteriores.

Me queda en la pila “Embassytown”. Como sea del mismo jaez que este, lo mío con Miéville habrá terminado.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Ursúa

Ursúa
William Ospina

Es una frase muy trillada la que nos advierte de que la realidad supera a la ficción. Este libro, como muchos otros, viene a refrendar esa afirmación.

Basándose en hechos conocidos de la conquista y exploración de América durante el reinado de Carlos V, con unas pocas licencias que detalla en una nota final, Ospina relata la peripecia vital del noble navarro Pedro de Ursúa, que llega a las Indias siendo un adolescente de la mano de su tío el juez Armendáriz, designado por el emperador español como la máxima autoridad legal en los nuevos territorios. A partir de ahí el impacto de los nuevos mundos, la codicia, las venganzas, el avispero de las encomiendas y su choque frontal con la legalidad que la corona española trataba de imponer (al menos en teoría), se anudan a la personalidad salvaje de Ursúa para sellar su turbio destino.

Una historia apasionante por sí misma desgranada en una prosa de auténtico lujo, hermanada con la de su compatriota García Márquez pero con un sabor diferente; una lectura para muchas relecturas. 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Fútbol. Dinámica de lo impensado

Fútbol. Dinámica de lo impensado
Dante Panzeri

Un libro publicado en 1967 en Argentina que nunca se editó en España y que se convirtió en un mito de la defensa del fútbol-espectáculo frente al fútbol-fuerza. El autor fue un combativo periodista argentino que se vio incluso envuelto en más de setenta pleitos ante los tribunales (de los que solo perdió uno) debido a sus viscerales opiniones.

Con estos antecedentes mis expectativas eran altas. Sin embargo, me llevado una decepción. Para empezar, la redacción del texto es extraña; en ocasiones casi descuidada, con frases deshilvanadas y párrafos de una sola línea más propios del lenguaje oral que de un ensayo. Además, como lector español me he encontrado con la dificultad añadida de los abundantes argentinismos y con el hecho de que se emplean muchas palabras para designar lances del juego y demarcaciones que hoy día están fuera de uso.

El objetivo de Panzeri es demostrar que el exceso de pizarra destruye el juego y que el fútbol entendido como preponderancia de la táctica y la fuerza física sobre el engaño y la pelota es un equivocación, una especie de anti-juego. Para argumentar sus opiniones Panzeri utiliza multitud de referencias a equipos y jugadores que, salvo para conocedores de la historia del deporte, son en su mayoría nombres sin contenido al referirse a profesionales que estuvieron en activo durante los años treinta y cuarenta del siglo veinte (el jugador contemporáneo que cita como expresión más depurada de lo que él considera buen fútbol es Pelé). Para explicar por qué el juego artístico se va viendo desplazado por el táctico emplea una serie de argumentos sociológicos (según él el acceso a una mejor educación minusvalora la pelota), económicos (el fútbol convertido en negocio aumenta el miedo a perder) y psicológicos que en muchas ocasiones me han parecido obsoletos y traídos por los pelos.

El capítulo catorce es el más técnico. Es una especie de compendio de modos de jugar que me ha levantado un enorme dolor de cabeza: que si sale el líbero, que si entra el alero... todo acompañado de unos esquemas que no aclaran prácticamente nada. Un galimatías del que quizá alguien con más conocimientos pueda sacar algo en limpio. Los capítulos finales son una andanada contra la figura del director técnico (el entrenador) concebido como factótum del juego.

En resumen, un alegato bastante heterogéneo en los argumentos y en la exposición en contra del fútbol resultadista y carente de belleza. Enmarcan el ensayo dos buenos prólogos de Santiago Segurola y Ezequiel Fernández Moores y dos epílogos que quizá intentan abarcar demasiado en demasiadas pocas páginas.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Ángeles asesinos

Ángeles asesinos
Michael Shaara

Animado por la grata lectura de “El águila en la nieve”, también publicada por Alamut, y por el premio Pulitzer que recibieron estos “Ángeles asesinos” en 1975, me he lanzado a otra lectura de novela histórica.

Ha merecido la pena. La novela relata la batalla de Gettysburg desde el punto de vista de algunos de sus protagonistas. Un breve prólogo y un epílogo sitúan la narración en su contexto histórico. Buen pulso, prosa cuidada, precisión en los datos y una exposición clara de los hechos hacen que toda la acción se siga con facilidad (contrariamente a lo que suele suceder con las descripciones de batallas).

La figura de Lee, los generales de la Unión, las controversias en el mando, las condiciones de vida de los soldados, los remordimientos, las dudas, las casualidades, el horror. Shaara no nos ahorra nada. Me ha llamado especialmente la atención la figura de Joshua Chamberlain, decisivo en el devenir de la batalla del lado de la Unión, que antes de alistarse había sido profesor de instituto, terminó la guerra como general y después fue gobernador, terminando su vida laboral como presidente del Bowdoin College, en el que introdujo importantes reformas curriculares y pedagógicas.

Curiosamente el libro, tras ganar el Pulitzer, pasó a mejor vida hasta que se utilizó como base para el guión de la película “Gettysburg”.

domingo, 13 de octubre de 2013

El giro

El giro
Stephen Greenblatt

How the world became modern” es el subtítulo original de este libro que trata de recrear la búsqueda del manuscrito del poema de Lucrecio “De rerum natura” (“Sobre la naturaleza de las cosas”) y la influencia de ese texto en la concepción del mundo tal y como lo conocemos hoy.

Los primeros siete capítulos son apasionantes. El mundo de los libros antes de la era de la imprenta, los materiales y métodos que se empleaban para copiarlos y preservarlos, la política vaticana, los intelectuales de la época y, en el epicentro de todo, la carrera llena de altibajos del buscador de libros (aparte de otras muchas cosas) Poggio Bracciolini y su hallazgo del poema de Lucrecio. El octavo capítulo resume las ideas contenidas en el poema y los siguientes su difusión libresca gracias a la imprenta y su influencia en la vida intelectual del mundo moderno.

La primera parte del libro es la más absorbente; muy original, narrada con vitalidad, con una tensión más propia de la novela de aventuras que del ensayo. En la segunda parte, también interesante, se pierde ritmo y el libro adopta un aire más convencional aunque el contenido sigue siendo enriquecedor. Rechina un poco la posición en la que Greenblatt coloca el poema de Lucrecio, otorgándole una influencia aplastante sobre la filosofía y la ciencia del Renacimiento y el Barroco, casi como si hubiera sido el conocimiento del texto lo que hubiese permitido ciertas líneas de pensamiento. No tengo conocimientos suficientes para rebatir esa decisión pero parece un tanto extrema, aunque el autor es tan honesto separando los hechos de la interpretación que él hace de ellos que no resulta molesta ni provoca la sensación de estar siendo manipulado.

Un libro fuera de lo habitual que demuestra que lo aburrido en la mayoría de las ocasiones no son los temas, sino el modo en que se enfocan y se desarrollan. Además, me ha proporcionado esta excelente idea para un ex libris:

Al que lo robare o tomare prestado y no lo devolviere a su propietario, que este libro se convierta en una serpiente cuando lo tenga en sus manos y lo muerda. Haga que le dé perlesía y todos sus miembros queden mustios. Que se consuma de dolor pidiendo a gritos clemencia y su agonía no cese hasta quedar deshecho. Que los gusanos corroan sus entrañas en nombre del Gusano que nunca muere, y, cuando llegue al castigo final, que las llamas del infierno lo consuman para siempre”

sábado, 12 de octubre de 2013

Indian Country

Indian Country
Dorothy M. Johnson

Con este libro de relatos inició Valdemar su colección “Frontera”, dedicada a la literatura del western. Parece que Dorothy M. Johnson es uno de los mayores exponentes del género, si bien en España no la hemos conocido debido a que el tratamiento editorial del western ha sido prácticamente inexistente y siempre en muy malas condiciones de traducción. El libro reúne once relatos publicados originalmente en 1953 que, junto a dos novelas y una segunda colección de cuentos, son toda la producción de la autora dedicada a este género.

Los once relatos están escritos en el mismo estilo sobrio, empleando el mínimo número posible de palabras, casi como si el lenguaje se asimilara al paisaje en el que transcurre la narración. La mayoría de ellos adopta un tono crepuscular ante la desaparición de una forma de vida y un entorno quizá mitificados y ante la dureza de la existencia en esas condiciones.

Los que me han parecido más emocionantes son “El hombre que mató a Liberty Valance” y “Un hombre llamado caballo”, de los que salieron las respectivas películas. En el caso del primero la historia es la misma en ambos medios pero el enfoque de John Ford es quizá más luminoso que el de la escritora, que plantea unos personajes más amargos. En el caso del blanco convertido en indio, el relato (que ocupa veinte páginas escasas) es muy superior a la película, tiene muchísima intensidad y mantiene la línea ambigua de casi todos los personajes que aparecen en estos cuentos.

Muy buena lectura.

domingo, 6 de octubre de 2013

Anatema

Anatema
Neal Stephenson

Con Stephenson las he tenido tiesas. Desde la fascinación que me causó su “Criptonomicón” hasta el plúmbeo “Ciclo barroco”, del que no llegué a terminar ni el primer libro. En “Anatema” encontramos el mismo estilo que en la mayoría de las novelas de Neal Stephenson: ideas desbordadas y una auténtica obsesión por detallar el funcionamiento de todo lo que se describe. Esto a veces puede ser irritante y, además, no siempre sucede que explicando más se muestren más cosas.

El comienzo de la novela – el propio autor lo advierte en el prólogo – resulta desconcertante, plagado de expresiones inventadas, que sospechamos se refieren a cosas conocidas (todo se aclara según progresan las páginas), y ambientado en un peculiar mundo conventual aparentemente autárquico que poco a poco, conforme progresa el argumento, se va ampliando. La historia es un crescendo permanente que solo se ve interrumpido por las acotaciones del autor acerca de asuntos peculiares o costumbristas que desea aclarar sobre su particular mundo, y va dilatándose en espiral hasta alcanza un clímax espectacular e inesperado.

En realidad es como si el argumento se hubiese diseñado para envolver las inquietudes científicas y filosóficas del autor (que son muchas y variadas), por lo que el resultado de la novela es heterogéneo: moroso a veces, prolijo otras, original casi siempre y, bajo mi punto de vista, fascinante.

jueves, 3 de octubre de 2013

La felicidad de los pececillos

La felicidad de los pececillos
Simon Leys

Uno para desengrasar. Una colección de artículos publicados en diversas revistas australianas por el sinólogo belga Simon Leys. 

Dicho así suena a macedonia de frutas pero el libro resulta entretenidísimo. Los artículos tratan temas diversos, están escritos con elegancia y sentido del humor e interesan incluso cuando tratan cuestiones ajenas a los intereses habituales del lector.

Una pequeña joya.

domingo, 29 de septiembre de 2013

El Consejo de Hierro

El Consejo de Hierro
China Miéville

Con esta novela Miéville completó, al menos hasta la fecha, las dedicadas al escenario de su fabulosa ciudad Nueva Crobuzon. La primera (“La estación de la Calle Perdido”) es la más desaforada, una auténtica avalancha de ideas e imágenes que al principio no hay por dónde coger y después se va encauzando (al menos relativamente). En “La cicatriz” el autor se muestra más comedido pero sin renunciar al barroquismo y a la mezcla de temas, con lo que consigue una novela igual de atractiva que la anterior pero mejor acabada.

El Consejo de Hierro” es el tercer envite y carece del atractivo de sus predecesoras. Para empezar, la estructura de la novela lastra el desarrollo: se tratan la historia de un joven revolucionario, el viaje de un grupo de renegados para encontrar el mítico Consejo de Hierro y, en un extenso bloque central, la historia de uno de los renegados y de la formación del consejo. Esa sección central, además de estar narrada de forma dispersa, interrumpe la trama y hace que se olviden las historias precedentes. Cuando finalmente engarza con las otras dos ramas del argumento todo resulta forzado y, en el caso del Consejo de Hierro, un tanto grotesco. A partir de ese momento se suceden diferentes finales que van abrochando las distintas tramas, pero todo ocurre de un modo desorganizado, con tal acumulación de sucesos que el resultado es disperso y sin clímax.

De las novelas que he leído de Miéville es claramente la peor.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

El coronel Chabert


El coronel Chabert
Honoré de Balzac

El coronel Chabert, héroe de la batalla de Eylau, regresa literalmente de entre los muertos para recuperar el amor de su vida y el patrimonio que ganó arriesgando la vida al servicio de Napoleon.

La rapacidad de su mujer, los intereses creados, el cinismo general conducen a un desenlace bien diferente del imaginado por el pobre hombre. Un relato demoledor, ácido y crítico que en su día no debió de sentar nada bien y que permanece vigente.

El Balzac de los grandes momentos.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Alta fidelidad


Alta fidelidad
Nick Hornby

Al bueno de Rob, con 35 años a cuestas, se le empieza a atragantar la vida. La tienda de discos no marcha, las cicatrices dejadas por las ex no se han cerrado bien, no se aclara con su pareja actual, no tiene un buen concepto de sí mismo, ¿tiene amigos?

Todas estas cosas nos las va contando Rob, así como sus planes o falta de ellos, cómo le va con sus padres, sus listas de canciones preferidas o sus múltiples meteduras de pata. La mayoría de lo que nos cuenta es triste pero el libro está lleno de humor porque, a fin de cuentas, lo que nos pasa en la vida hay que digerirlo como viene; no nos dan a elegir.

Gran novela de Hornby, que partiendo de una serie de tópicos logra algo completamente personal y encima con banda sonora.

viernes, 30 de agosto de 2013

Allegro ma non troppo

Allegro ma non troppo
Carlo Maria Cipolla

En el segundo ensayo de este breve libro se formulan las Cinco Leyes Fundamentales sobre la estupidez humana más un corolario de la Quinta Ley. Mediante un agudo análisis se clasifica a los individuos como incautos, inteligentes, malvados o estúpidos y se describe un método gráfico que permite ubicarlos en un cuadrante cartesiano de acuerdo al grado de ingenuidad, inteligencia, maldad o estupidez que muestren en sus acciones para con otros individuos. Al final del ensayo se facilitan una serie de gráficas para que el lector pueda realizar un seguimiento sistemático del grado de estupidez de las personas con las que trata habitualmente.

El primer ensayo es menos práctico pero más sabroso pues explora cómo la pimienta influyó decisivamente en la economía de la Edad Media, así como en el desencadenamiento de las Cruzadas. Está hecho con tanto primor y es tan agudo y atinado que solo me atrevo a citar una de las reflexiones que lo trufan:

El caso es que los italianos habían intuido el enorme potencial comercial que proporcionaba la ocupación cristiana de la Tierra Santa (…) y los italianos se adueñaron del comercio y obtuvieron beneficios mopolísticos notables. Si lo hubieran hecho los holandeses, los alemanes o los ingleses, habrían sido citados en los manuales de historia como ejemplos admirables de ética protestante y encomiables campeones del protocapitalismo. Tratándose tan solo de italianos, fueron definidos como ejemplos deplorables de avidez y de falta de escrúpulos comerciales.

Si un divertimento de Mozart fuera literatura en vez de música, sería como este libro.

jueves, 29 de agosto de 2013

Viaje sentimental por Francia e Italia

Viaje sentimental por Francia e Italia
Laurence Sterne

Como nuestro Lope, Sterne fue hombre de Dios pero pecador impenitente. Degustó los placeres de la vida sin que su condición de clérigo le pareciera un impedimento. Ya en la cuarentena descubrió la literatura y se dedicó a ella. Su fama fue tal que en cierta ocasión recibió en su domicilio una carta procedente del continente en la que como único destinatario figuraba “para el autor de Tristam Shandy”.

- Estas cosas – dije – las tienen mejor organizadas en Francia.

- ¡Ah! ¿ha estado en Francia? - preguntó el caballero que hablaba conmigo, volviéndose al punto con la expresión más cortésmente triunfal que imaginarse pueda.

- Es curioso observé, mientras iba cavilando – que una simple travesía de veintiuna millas, pues no hay ni una más entre Dover y Calais, pueda otorgar semejantes derechos a un hombre. Es algo que me propongo examinar.

Y así comienza este viaje en el que no se detallan paisajes ni monumentos ni se glosan personajes famosos ni se trata de otra cosa que no sean las pasiones humanas. Siempre con gran ironía y sin ahorrar dardos envenenados contra el propio estamento religioso:

Pero hay que distinguir – dije poniendo la mano sobre la manga de su hábito en respuesta a su mirada -, hay que distinguir, Padre, entre los que solo desean comer el pan ganado con su propio trabajo y los que desean comerse el pan ganado con el trabajo ajeno, sin otro objetivo que el de abrirse camino en la vida arrastrándose entre la ignorancia y la mendicidad... “por el amor de Dios”.

O aristocrático:

Por mi parte, creo que pueden observarse mejor los matices justos y precisos del carácter nacional en estas absurdas minucias que en los más importantes asuntos de Estado, terreno en el que todos los grandes hombres de todas las naciones se portan y comportan de manera tan semejante que, lo que es yo, no daría ni un penique más por uno que por otro.

Sterne fue un enamorado de la vida y de los hombres (y más aún de las mujeres). Conversador brillante, fue la estrella de los salones de la época. En Inglaterra su vida desenfadada le hizo ser reprobado y vituperado, pero fue admirado en Alemania e idolatrado en Francia. La Parca le impidió completar este viaje sentimental y su pluma no llegó a la soleada Italia.

Cuando el camino es demasiado áspero bajo mis pies, o demasiado empinado para mi aliento, lo abandono para adentrarme en algún suave y aterciopelado prado que la fantasía ha sembrado de rosas para mí, y después de dar unas vueltas por él, puedo volver más fuerte y más animado a la realidad.


viernes, 23 de agosto de 2013

La verdad sobre el caso Harry Quebert

La verdad sobre el caso Harry Quebert
Joël Dicker

Una nueva excepción a la regla y otra novedad que se cuela en la abominable pila de lecturas pendientes. Esta vez el tiro ha salido por la culata.

La primera novela del joven Joël Dicker utiliza el viejo truco del libro dentro del libro. La escritura de una novela a partir de una investigación policial constituye la propia novela de Dicker. La trama está muy pensada y por momentos resulta intrigante, pero el exceso de giros argumentales (frenéticos en la última parte del libro) terminan por provocar indiferencia. Como la prosa es corrientísima, no existe tensión en el relato, muchos de los personajes y situaciones son de una ingenuidad angelical y el número de páginas hace que la novela parezca un grimorio, se termina la lectura con la sensación de haber caído en el timo del tocomocho.

Irónicamente todos los escritores y novelas que aparecen en este libro son magníficos. Quizá algún día suceda lo mismo con Dicker y su obra pero me temo que ese día queda lejos.

martes, 13 de agosto de 2013

El rey oculto


El rey oculto
David Gemmell

En 2003 Gigamesh comenzó a publicar la obra de David Gemmel, un autor de género fantástico desconocido en España aunque exitoso en Gran Bretaña. La editorial eligió como carta de presentación la serie Drenai; nueve libros de los que hasta ahora se han publicado siete.

Los nueve libros giran en torno a las relaciones entre el imperio de los drenai y las tribus nadir. Los seis primeros se articulan alrededor de las andanzas de dos personajes (los tres primeros los protagoniza el turbio y atormentado Waylander y los tres siguientes el bestial Druss).

Este séptimo hace referencia a hechos y pesonajes conocidos en los libros anteriores (lo que sirve de ambientación) pero se puede leer de forma independiente. Al contrario que sus antecesores, prescinde de un protagonista único y son varios personajes los que ocupan la pista central. Por lo demás, el estilo y el contenido son idénticos a lo que ya conocíamos: prosa directa, héroes sucios, emociones encontradas y mucha acción. Muy entretenido.

domingo, 4 de agosto de 2013

Todo lo que era sólido

Todo lo que era sólido
Antonio Muñoz Molina

A priori Antonio Muñoz Molina, articulista de El País, próximo durante muchos años a las posiciones del PSOE y militante comunista en su juventud, no reúne las condiciones para hacer un relato ecuánime del momento actual. Sin embargo, Antonio Muñoz Molina ha vivido fuera de España varios años (lo que da algo de perspectiva) y además es un escritor sensible y un hombre inteligente. Leyendo “Todo lo que era sólido” queda la sensación de que ha volcado mucho de sí mismo para tratar de purgar, al menos en el papel, las culpas de los españoles en lo referente a esta crisis brutal que lo está asolando todo.

Para empezar comienza consigo mismo, reconociendo cómo la militancia política ciega si no se pone cuidado. Recuerda cómo él en su juventud exculpaba a Stalin y a Castro de sus crímenes con tal de no dar argumentos “al enemigo”. Recuerda los disparates vertidos desde innumerables foros sobre la figura de Franco y la hipotética bondad de su dictadura. Recuerda sus comienzos en el ayuntamiento de Granada y al primer alcalde del PSOE, que ni siquiera cobraba por ejercer como tal, mientras que el segundo (del mismo partido político) ya ingresaba suculentos emolumentos y cacareaba en uno u otro tono según soplara el viento de los votos.

Hay dos capítulos demoledores en los que recoge datos aparecidos en la prensa sobre municipios ignotos de menos de mil habitantes que proyectaron y construyeron miles de viviendas con el objetivo (irreal, alucinado) de decuplicar su población en unos pocos años.

Recuerda su estancia en el Instituto Cervantes de Nueva York y las innumerables visitas de diversos presidentes de comunidades autónomas con séquitos centenarios gastando dinero a espuertas para publicitar no se sabía muy bien qué.

Nos recuerda sobre todo que poco a poco, de un modo imperceptible, la función política ha ido quedando en manos de bufones, de gente sin aptitudes ni conocimientos; individuos preocupados solo por el titular de prensa de mañana y por su propio bienestar dentro de la organización política en la que hacen de parásitos.

Uno de los rasgos más sorprendentes de la innumerable clase política española es la conformidad. Los dirigentes de cada partido son reelegidos una y otra vez con unanimidades norcoreanas. En los salones de actos en los que celebran sus congresos y aplauden con disciplinada devoción y levantan la mano en los momentos requeridos no hay probablemente nadie a estas alturas que no tenga un puesto bien remunerado, que no viva desde hace muchos años del dinero público. Algunos veteranos de los que tenían veintitantos años a finales de los setenta siguen ganando elecciones, o han llegado a la edad de jubilación presidiendo con aposturas patricias empresas públicas o privatizadas en las que cobran sueldos de plutócratas, cajas de ahorros a las que han llevado impávidamente a la ruina. Y también hay ya una segunda y hasta una tercera generación de cargos que han convertido en privilegio hereditario lo que empezó tan improvisadamente en los años primeros de la Transición, que no han respirado otro aire ni estudiado otra carrera que la del medro político.”

miércoles, 24 de julio de 2013

Crematorio

Crematorio
Rafael Chirbes

He leído esta novela durante las vacaciones. En algún hotel, en trenes, en un avión... cansado y sin prestarle la atención que merece. A pesar de la dispersión de la lectura me ha causado una gran impresión. Narrada con fuerza, es una historia sobre la suciedad. Moral y material. Cada capítulo es un soliloquio de un personaje en el que reflexiona sobre sí mismo, sobre los demás, sobre la vida, sobre la muerte.

Tendré que releerla... si el tiempo alcanza.

sábado, 22 de junio de 2013

La espada rota

La espada rota
Paul Anderson

El tuerto Wotan, Odín, Thor, ¿Nothung?, ¿Siegmund y Sieglinde?, elfos, trolls, los dioses de la naturaleza, los pobladores míticos del mundo sajón y vikingo. Esos son los personajes de esta novela en la que se narra la saga del humano Skafloc, cambiado por un rey elfo por el hijo de una troll, sellando así el destino de ambos así como de los elfos y los trolls.

Como en esta edición no se ha añadido ningún glosario, para los que no somos conocedores de las Eddas no queda claro qué es exposición del mito y qué elaboración del autor. Aparte de esa pega, que puede no tener mucha importancia, la novela es muy entretenida y Anderson trata de emular el lenguaje simple y directo de muchas de las narraciones tradicionales de los mitos. Un buen libro.

viernes, 21 de junio de 2013

El canon occidental


El canon occidental
Harold Bloom

Por fin el canon. Hay libros que se desea leer y, por motivos desconocidos, terminan esperando años a ser abiertos. Probablemente esta es la obra de crítica literaria más leída de todos los tiempos. Desde su publicación corrió como la pólvora y cuando en ediciones posteriores el autor, presionado por sus editores y por el público, accedió a incorporar la lista de obras que configurarían su canon personal, volvieron a correr ríos de tinta.

La pregunta que intenta responder Bloom es la que, tarde o temprano, nos acucia a todos los aficionados a la literatura: ¿qué leer? Para contestarse a sí mismo elabora, siguiendo ante todo criterios estéticos, una lista de autores que agrupa elegantemente en diferentes bloques y que constituyen lo que él considera el canon de la literatura occidental. En cada capítulo vitupera y fustiga cualquier acercamiento crítico a la literatura que sea ajeno al criterios estéticos.

En realidad el libro se articula en torno a Shakespeare, autor que Bloom considera el centro del canon. Todos los demás escritores son presentados como deudores o anticipos suyos con la única posible excepción de Cervantes, que aparece como algo aislado y único. Me he saltado lo escritores que no he leído o con los que no he conectado hasta ahora (Dante, Molière, Wordsword, Auden, Goethe...) porque sin la lectura de las fuentes los comentarios de Boom pierden peso, ya que permanentemente se refiere a pasajes de las obras que utiliza para argumentar.

Mi sensación final es que Bloom me ha dejado a medias. Naturalmente, no esperaba que respondiese a la pregunta inicial de qué leer (a fin de cuentas eso es imposible), pero el libro tiene demasiados meandros para mi gusto; avanza y retrocede según las preferencias del autor sin que yo haya percibido una línea argumental clara. Además Bloom rechaza en varias ocasiones teorías de otros críticos porque según él no hay datos que las sustenten... pero no duda en elaborar las suyas propias sin decirnos con qué las sustenta.

En cualquier caso el libro rebosa erudición y la lista final de novelas canónicas es una cura de humildad en cuanto a obras y autores no leídos e, incluso, no conocidos.

domingo, 16 de junio de 2013

El invencible

El invencible
Stanislav Lem

Un clásico escrito por un clásico. Es una obra más convencional de lo que suele ser habitual en Lem pero aún así, tanto en el final como en la aproximación a una hipotética forma de vida diferente a lo conocido, mantiene la originalidad propia del autor soviético.

También, y es marca de la casa, la información de que dispone el lector va siendo dosificada minuciosamente. Al comienzo vivimos en la ignorancia, después un pequeño detalle nos sitúa en mejor posición que a los protagonistas y finalmente conocemos las mismas cosas que ellos y vamos de la mano de Lem hasta el final de historia.


Una novela muy entretenida y muy bien estructurada.

martes, 11 de junio de 2013

Aspectos de Wagner

Aspectos de Wagner
Bryan Magee

Año Wagner. Doscientos años de su nacimiento. Quería celebrarlo leyendo algo sobre él que fuera valioso pero que no tuviera dimensiones wagnerianas, así que esta novedad de Acantilado me ha venido al pelo.

El libro de Magee se editó en inglés en 1968 y se reeditó, revisado en sus cinco capítulos originales y ampliado con un sexto, en 1988; por lo tanto no cabía esperar ni grandes revelaciones ni novedosos puntos de vista. Y así ha sido. En realidad este breve ensayo trata los cinco puntos calientes en torno al compositor (su concepción de la ópera, su posición frente al judaísmo, el culto hacia su figura, su influencia y cómo se aborda la interpretación de su música) y en el sexto capítulo nos recuerda que el motivo principal, frecuentemente olvidado en las polémicas, por el que se sigue hablando de Wagner es su música incomparable.

El tono del libro es siempre racional, dejando de lado juicios a priori y leyendas urbanas y situando siempre al hombre en su época, para evitar comparaciones espurias que conducen a conclusiones equivocadas. Muy interesante el capítulo sobre la interpretación de su música, aunque el que más me ha gustado ha sido el primero, que comienza hablando de la tragedia griega como la suma de todas las artes y de la desintegración de la misma en música, poesía y teatro hasta la aparición de Don Ricardo y su reinvención del género. Me quedo con el fragmento en el que describe la desaparición de la tragedia:


En todo caso, su contenido disponible [el de la tragedia griega] se desvaneció cuando el humanismo griego quedó desbancado por el cristianismo, una religión que dividió al hombre contra sí mismo, enseñándole a observar su cuerpo con vergüenza, sus emociones con suspicacia, la sensualidad con miedo, el amor sexual con sentimientos de culpa.”

viernes, 7 de junio de 2013

El fuego elemental


El fuego elemental
Martha Wells

Un libro más de Fantasía. Dicho de un modo no peyorativo: es entretenido y la autora trató en su primera novela de distinguirse de las “dragonadas” y hierbas similares. Hay magia y duelos de espada pero la novela se cimenta en las intrigas políticas y el enfrentamiento sentimental entre los personajes.

Tiene bastantes altibajos, con pasajes muy poco interesantes, y ninguna aspiración en cuanto a estilo, pero en conjunto hace pasar el rato. No es de los mejores títulos de Bibliópolis.

jueves, 30 de mayo de 2013

La carretera

La carretera
Cormac McCarthy

En algún momento la tierra fue devastada por el fuego. No sabemos la causa pero todo lo que queda ahora es un páramo cubierto por la ceniza en el que se yerguen los restos fósiles de la civilización. No crece nada. El agua no es pura. No hay animales. Solo sobreviven unos desarrapados y miserables despojos que antes fueron seres humanos.

Con párrafos cortos, secos y afilados McCarthy desgrana la ordalía de un padre y su hijo (seres anónimos de los que solo conocemos su vínculo: ni nombres, ni rasgos físicos. Nada) a través de esta Laguna Estigia en la que se ha convertido la Tierra. 

Una novela implacable y devastadora. La próxima lectura tendrá que ser más desenfadada.

martes, 28 de mayo de 2013

Caribou Island


Caribou Island
David Vann

Como no suelo hacer caso de las editoriales, la mayoría de las novedades las paso por alto. Este lo he leído por recomendación de mi librero. ¡Menos mal que le hice caso!

Caribou Island es un lugar real. Una isla situada en el Lago Tustumena, con una estrecha lengua de tierra cercana al continente. La Alaska de esta novela no es la de los documentales ni la de la poética “Doctor en Alaska”; aquí viven personas reales con los deseos no satisfechos y las expectativas defraudadas que tenemos todos.

El escenario natural sirve de aislante. No decora, sino que constriñe a las personas que lo habitan. Por lo tanto fuera de ellas mismas y de sus vínculos personales no les queda nada: solo se tienen a sí mismos y a quienes aman. Y de ahí surgen todos los conflictos y la deseperación.

Gran novela. Y gran estilo el de Vann, alternando la efusión con la parquedad.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Viriconium


Viriconium
John M. Harrison
I. Caballeros de Viriconium
II. Tormenta de alas
III. Nocturnos de Viriconium

Todavía hoy, treinta años después de su publicación, estos libros de Harrison siguen siendo desconcertantes y completamente distintos a cualquier otra obra que pueda considerarse asimilable al género fantástico. Todas las novelas y relatos comparten un aire onírico, casi de pesadilla, y la enfermedad (sobre todo en su manifestación mental) es una protagonista más de la narración. También les hermana la prosa, ambiciosa y de buena factura.

Desconozco el formato original de publicación de estas obras. En la edición de Bibliópolis están agrupadas en tres volúmenes. Como yo no conocía estos libros, cuando los compré pensé que serían tres novelas relacionadas entre sí. Pero no es así: se trata de varios relatos y novelas cortas que a veces comparten personajes pero cuyo único vínculo real es la ciudad de Viriconium.

En “Caballeros de Viriconium” se recoge la novela corta “La Ciudad Pastel”, que es el relato más convencional de todos aunque ya comparte los rasgos de los demás. Va precedido de una enigmática “introducción” que en realidad no tiene relación directa con lo que va tras ella pero que colorea muy bien lo que será el carácter de todo lo que vamos a leer después. El volumen se completa con los relatos “Señores del desgobierno” y “Grandes y extraños pecados”, que sintonizan más que la novela corta con el resto del mundo “viriconiano” pero que a mi parecer no están demasiado conseguidos.

En el segundo volumen se incluye solo un relato corto (“La danzarina y la danza”) extraño y sugerente, ocupando el resto del libro la novela “Tormenta de alas”. Aquí se narran acontecimientos posteriores a los de “La Ciudad Pastel” y aparecen algunos personajes ya conocidos, por lo que podríamos considerar que estamos ante una extensión de la novela anterior. Sin embargo, el carácter del libro es completamente diferente. Harrison incrementa la sensación de irrealidad y el libro, salvo en unos pocos pasajes, es mucho menos explícito que su predecesor.

Por último, “Nocturnos de Viriconium” recoge tres relatos en los que de nuevo es la ciudad de Viriconium el vínculo con las lecturas anteriores y la novela corta “En Viriconium”, que da un paso más, respecto a sus dos predecesoras, hacia la disolución de los argumentos y los personajes, dejando siempre al lector la decisión sobre si lo que aparece tiene relación con novelas anteriores o no.

En general es imposible establecer un sentido de finalidad tanto en los relatos como en las novelas. Simplemente suceden cosas y los personajes van reaccionando ante ellas. Tres libros singulares y muy interesantes, alejados de cualquier estereotipo del género.

sábado, 18 de mayo de 2013

La era de la Revolución (1789-1848)


La era de la Revolución (1789-1848)
Eric Hobsbawm

Este es el primero de los tres libros en los que el gran historiador británico fijó lo que él mismo bautizó como siglo XIX largo; el que, desde un punto de vista historiográfico, comenzaría con la Revolución Francesa y finalizaría con la Primera Guerra Mundial.

Este primer ensayo, publicado en los años sesenta (los otros dos vieron la luz en los setenta y en los ochenta, respectivamente), se centra en las dos revoluciones (la francesa y la industrial) que originaron el mundo actual y estudia sus consecuencias hasta el gran estallido social del año 1848.

El libro comienza con un brillante capítulo dedicado a describir el mundo inmediatamente anterior al período estudiado: los transportes, la población, la legislación, la tecnología e incluso la alimentación cotidiana se describen para darnos una idea de cómo fue aquella Europa dieciochesca; una civilización completamente ajena al hombre de hoy.

Los siguientes capítulos describen la gestación de ambas revoluciones así como el período de guerras al que condujeron, seguido por esa Santa Alianza que pretendió volver el reloj de la historia atrás y dejar las cosas como antes de aquellos acontecimientos. La aparición de los nacionalismos, la espantosa forma de vida de los trabajadores de las fábricas, las hambrunas sucesivas en años de malas cosechas en unas naciones que ya no funcionaban como antes, fueron el germen de diversas revueltas en todo el continente y depositaron las brasas de las que surgiría el incendio colosal de 1848.

Los capítulos dedicados a las dos revoluciones y a la transformación de la economía son el cenit del ensayo. Los más débiles son sin duda los dedicados a las ciencias y a las artes, en los que Hobsbawm intenta evitar una mera enumeración de nombres y trata, sin conseguirlo, de emparentar las transformaciones sociales y económicas con las nuevas corrientes de pensamiento. A pesar de los altibajos, un libro lúcido que consigue, en muy pocas páginas, desentrañar las claves de un período turbulento y complejo. El ensayo se cierra con una premonitoria cita escrita en 1831 por Victor Hugo en la que decía oír “el ronco son de la revolución, todavía lejano, en el fondo de la tierra, extendiendo bajo cada reino de Europa sus galerías subterráneas desde el túnel central de la mina, que es París”.

jueves, 9 de mayo de 2013

El gran Gatsby


El gran Gatsby
Francis Scott Fitzgerald

Este era una deuda pendiente desde que intenté leerlo hace la torta en una vieja edición. En aquel entonces me resultó relamido y cargante y como la película de Robert Redford tampoco me gustó nunca, quedó enterrado. Cuando hace poco hablé del libro con un amigo, me dijo que era un “must” (como dicen los americanos) y que había sido muy mal traducido hasta que Anagrama editó esta traducción de Justo Navarro en 2011.

No sé si habrá sido la nueva traducción o el paso de los años, pero en este segundo intento el libro se ha transformado para mí. Elegante en la prosa, elegante en la construcción de la historia, elegante en la formación de los personajes. Respira clase, estilo y delicadeza en cada párrafo. Como cuando describe la cara de Daisy bañada en luz o el rayo de luna que separa a dos amantes antes de besarse.

La novela se publicó cuando Fitzgerald rondaba la treintena, en una época en la que frecuentó a Hemingway, viajó por Europa y fue feliz con su mujer. Cuando ella aún estaba sana y el alcohol y los aprietos económicos todavía no habían estragado el cuerpo y la mente de él. ¡Qué gran escritor fue!

Treinta años: la promesa de una década de soledad, una lista menguante de solteros por conocer, una reserva menguante de entusiasmo, pelo menguante. Pero a mi lado estaba Jordan, que, a diferencia de Daisy, era demasiado lista para arrastrar de una época a otra sueños olvidados. Mientras atravesábamos el puente en penumbra su cara se apoyó pálida y perezosa en la hombrera de mi chaqueta y la presión tranquilizadora de su mano fue calmando el formidable golpe de los treinta años.

Así seguimos el viaje hacia la muerte a través del atardecer, que empezaba a refrescar.”