Algo
va mal
Tony
Judt
“Hay
algo profundamente erróneo en la forma en que vivimos hoy. Durante
treinta años hemos hecho una virtud de la búsqueda del beneficio
material: de hecho, esta búsqueda es lo único que queda de nuestro
sentido de un propósito colectivo. Sabemos qué cuestan las cosas,
pero no tenemos idea de lo que valen. Ya no nos preguntamos sobre un
acto legislativo o un pronunciamiento judicial: ¿es legítimo? ¿Es
ecuánime? ¿Va a contribuir a mejorar la sociedad o el mundo?
(…)
No
podemos seguir viviendo así. El pequeño crac de 2008 fue un
recordatorio de que el capitalismo no regulado es el peor enemigo de
sí mismo: más pronto o más tarde está abocado a ser presa de sus
propios excesos y acudir al Estado para que lo rescate. Pero si todo
lo que hacemos es recoger los pedazos y seguir como antes, nos
aguardan crisis mayores durante los años venideros.”
Este
es el demoledor comienzo del breve ensayo de Tony Judt en el que,
mediante razonamientos apoyados en datos suministrados por organismos
internacionales, pone de manifiesto la gran mentira del “liberalismo”
salvaje que se ha adueñado de la economía, la política y la
sociedad durante las últimas décadas. La privatización del
ferrocarril británico; la injerencia desbocada en la vida política
del dinero proveniente de los bancos; la falta de ética de los
líderes políticos, su ceguera ante los problemas globales y su
carencia de argumentos políticos para afrontar los desafíos de la
realidad. Todas estas cuestiones son abordadas con lucidez y en todos
los casos se proponen alternativas al modus
operandi al que nos han
acostumbrado.
Cada
sección está acompañada por citas como esta de Keynes
(oportunísima a día de hoy, cuando los jerarcas del FMI reconocen
que han echado mal las cuentas):
Los
hombres prácticos, que se consideran exentos de toda influencia
intelectual, suelen ser esclavos de algún economista ya caduco. Los
orates en el poder, que oyen voces en el aire, extraen su frenesí de
algún escritorzuelo académico de hace años. Estoy seguro de que el
poder de los intereses creados se ha exagerado enormemente en
comparación con la restricción gradual de las ideas.
Un
libro valiente, rotundo y necesario que siempre tiene como epicentro
a las personas.