domingo, 24 de enero de 2016

Por qué ganaron los aliados

Por qué ganaron los aliados
Richard Overy

En el cuarenta aniversario de la victoria aliada, el gran historiador británico se planteó la pregunta “¿Por qué ganaron los aliados?”. Desde el comienzo deja de lado si la victoria fue útil para los contendientes (Gran Bretaña perdió su imperio, Estados Unidos sustituyó al enemigo nazi por el soviético y la URSS entró en una dinámica que terminó socavando los pilares de su sociedad) para analizar únicamente los motivos que condujeron a la victoria militar.

La lucha en el mar, la batalla en suelo soviético, el papel de la aviación y la invasión en Normadía se estudian desde ambos bandos examinando los errores y aciertos que condujeron al resultado final. La tecnología, los factores económicos y el aspecto moral de la contienda y su influencia en los combatientes conforman una especie de segundo bloque del ensayo, que incluye un fascinante capítulo dedicado al análisis de las personalidades de los principales líderes de ambos bandos.

En definitiva lo que Overy expone es que se mire como se mire, el resultado de la guerra podría haber sido el contrario del que fue y refuta en todo momento esa conclusión cada vez más extendida de que la mera superioridad material definió el resultado del conflicto:

La victoria de los Aliados no dependía sin más de la importancia numérica, sino de la calidad de su tecnología y de la eficacia combativa de sus fuerzas. El Eje hizo poco por alterar la pauta básica de su organización militar y su práctica operacional, o por reformar y modernizar su manera de hacer la guerra (…) En Alemania y Japón se concedía mucho más valor a las operaciones y al combate que a la organización y el abastecimiento”

El libro recoge multitud de datos sorprendentes y esclarecedores. Por ejemplo, Estados Unidos enfocó el 85% de su esfuerzo bélico contra Alemania y solo el 15% contra Japón; eran los alemanes los que disponían de unas fuerzas armadas modernas y una capacidad tecnológica e industrial suficientes para sostener el esfuerzo bélico (aunque nunca fueron capaces de incorporar la producción en cadena al mismo).

Prosa excelente, gran ritmo narrativo, claridad expositiva y precisión en la información suministrada. No se puede pedir más.

domingo, 3 de enero de 2016

El marciano

El marciano
Andy Weir

La novela tuvo una andadura penosa, hasta el punto de que Weir la autoeditó y llegó a ofrecerse al público sin precio fijo de venta. Pero entonces llegaron Ridley Scott y su espléndida adaptación cinematográfica y eso me llevó a mí, después de haber visto la película, hasta la ahora famosa novela.

Desde luego el modo en que está narrada resulta sorprendente porque el eje de la narración son los razonamientos técnicos del protagonista para sobrevivir pero, al contrario de lo que suele ser habitual, esas descripciones no interrumpen la acción; además el tono es siempre dinámico y desenfadado, lo que contrasta con la situación dramática de nuestro héroe.

La pega es que después de haber visto la película sabes en todo momento lo que viene a continuación y en este caso eso mata gran parte del interés.