Pierre Monteux, Maître
John Canarina
Si alguna vez se hace una lista
de los directores de orquesta geniales más discretos, sin duda Pierre Monteux
ocupará un lugar destacado en ella. Como cuenta Canarina, su persona dio tan
poco que hablar que solo existen otras dos biografías serias dedicadas a él; la
que escribió su mujer y otra que solo se publicó en francés. Esta de Canarina
intenta ser un intento de aproximación riguroso que nos acerque al músico y a
la persona empleando documentos y cartas que pertenecían a la familia y que
hasta ahora no se habían publicado.
Monteux fue un músico muy
interesante. Interpretó ante Brahms sus propios cuartetos y conoció a Saint-Säens,
Ravel, Debussy, Stravinsky, etc. y estrenó algunas de sus obras más
importantes. En vida tuvo que pasar mucho tiempo para que se le considerase un
gran artista; su prestigio le vino de su capacidad para formar orquestas, para
conseguir de forma rápida grandes resultados sonoros; pero tardó en ser
valorado como artista original (en Boston ni siquiera le renovaron la
titularidad, siendo sustituido sin previo aviso por Koussevitzky) de forma
unánime.
El libro de Canarina es
entretenido y recoge bastantes datos poco conocidos y hasta sorprendentes (por
ejemplo, las primeras grabaciones de Monteux para RCA se realizaron a través de
cable telefónico para evitar costosos desplazamientos a Los Ángeles durante la
Segunda Guerra Mundial). Sin embargo, en muchos momentos es solo una
enumeración de conciertos o de grabaciones (sobre las cuales no se recogen más
comentarios que los del propio Canarina), y al final no se logra tener un
perfil profesional de Monteux (¿cómo ensayaba?, ¿cómo preparaba las grabaciones?,
¿cómo se relacionaba con otros artistas?). Está muy lejos de lo que Sachs logró
con Toscanini, pero en cualquier caso es una lectura interesante de la que se
sacan cosas como este extracto de una entrevista de Monteux para el “The New Orleans Times” el 22 enero 1958
en (página 270):
“The business of not
applauding between movements of a symphony is absolutely ridiculous. Absolutely.
It is now almost universal, but why? People say they don’t want to destroy the
musical line by interrupting it with applause. This is stupid. If a composer
wanted a line, he would not indicate a pause between movements. Of course, I do
not think the audience should applaud unless it wants to”
O el record de haber dirigido a más de cien orquestas durante toda su
carrera.