viernes, 13 de noviembre de 2020

Excesión


Excesión
Iain M. Banks

Para desengrasar de Dostoievski, otra entrega de la saga de la Cultura. “Excession” es el título inglés, que la Factoría tradujo como “Excesión”, que busqué en el diccionario porque no tenía ni idea del significado y resulta que la palabra no está recogida. La traducción literal sería exceso, que es precisamente a lo que se refiere Banks en la novela: el encuentro con un hecho tecnológico y cultural que excede todo lo conocido.

Las entrañables naves-mente de la Cultura parecen haber dado con la horma de su zapato y encima está por medio esa civilización asalvajada que es la Afrenta. Una conspiración entre la Afrenta y ciertas Mentes enfrenta a otras Mentes y juega con el fuego desconocido que es la Excesión. En medio, una historia de amor completamente irrelevante que lo único que hace es distraer y romper el ritmo. La parte de las naves y la Afrenta, sensacional.

Ya sólo me quedan otros cuatro para leerlos todos.

sábado, 7 de noviembre de 2020

Crimen y castigo

 

Crimen y castigo
Fiódor Dostoievski

Tenía pésimos recuerdos de mi lectura de esta novela, que supuso un castigo en la criminal traducción de Cátedra. Los tiempos han cambiado, el negocio editorial también, y ahora editoriales medianas y pequeñas han logrado una calidad en los libros que venden que, en muchas ocasiones, da sopas con honda a los gigantes del sector.

Leer la traducción de Fernando Otero para Alba es leer otra novela; seguramente una que se parece mucho más a lo que escribió Dostoievski. Otra de las grandes novelas de la historia que se hizo por entregas, lo que parece mentira dado el tipo de material que contiene, muy alejado del folletín de aventuras o de episodios secuenciales más o menos relacionados entre sí.

En cualquier caso, ni siquiera en este segundo intento he logrado meterme en la lectura. Todos los personajes son, como en muchas novelas del XIX, ciclotímicos: basta un parpadeo inesperado de otro personaje para que se zambullan en abismos de desesperación; una media sonrisa y alcanzan el Nirvana; un reflejo inesperado en un cristal y caen en el paroxismo. En cualquier caso, sin duda marca un hito en su indagación en la culpa y también en su reflejo de la sociedad rusa de la época.

El capítulo en el que el protagonista confiesa por primera vez su crimen es muy bueno y creo que la sexta parte, en la que él ya se ha sincerado con Sonia y el juez le comunica que sabe que él cometió el crimen, aunque no disponga de pruebas, es la mejor del libro. Aquí la narración abandona el aspecto, digamos, policíaco (ya no se tratan las sospechas de unos y otros ni los sobreentendidos) y sólo se ocupa de los sentimientos de los personajes, de cómo buscan en ellos mismos los motivos que desencadenan sus acciones.

Así que final brillantísimo, aunque para mi gusto el desarrollo es excesivo… me gustaría saber qué pensarían los que la leyeron cuando se publicó.