viernes, 26 de agosto de 2022

El trono de huesos de dragón

 

El trono de huesos de dragón
Tad Williams

Allá por 1988, después de varios años de escritura, se editó este primer libro de la saga que aquí se tradujo como "Añoranzas y pesares" ("Memory, Sorrow and Thorn" en inglés). Era la época de las Dragonlance, de libros basados en juegos de rol que se escribían como churros y que para publicarse sólo necesitaban que aparecieran un mago, un dragón y algún artefacto mágico.

Este libro de Williams recupera la dignidad del género. No ofrece nada novedoso; es lo de siempre, pero trabajado, con personajes elaborados y sociedades y culturas inspiradas en la historia medieval. Entretenido y aseado... y demasiado largo, también. Pero mucho mejor que la mayoría de sus contemporáneos.

lunes, 22 de agosto de 2022

Otto Klemperer. His life and times (1885-1933)

 

Otto Klemperer. His life and times (1885-1933)
Peter Heyworth
 
Primera parte de la documentadísima biografía de Heyworth en la que aborda la vida del gran director de orquesta y, como augura el título, la época en la que se desarrolló.
 
Los años formativos, la huella indeleble de Mahler (el director llevaría consigo toda su vida una tarjeta de recomendación escrita por el compositor) y la adhesión a un modo interpretativo alejado de las efusiones románticas de la época constituyen las claves profesionales de este periodo, junto a un trastorno maníaco-depresivo que lo acompañaría toda su vida y que lo obligaría a desaparecer periódicamente para someterse a tratamiento.
 
Un trastorno que marcaría también sus relaciones profesionales y personales, que siempre resultaban tormentosas durante la fase maníaca; por el contrario, en la fase depresiva Klemperer se volvía taciturno y cauto hasta la inseguridad (llegaría al punto de contratar a colegas más jóvenes para que asistieran a sus ensayos y le señalaran sus errores).
 
Y, naturalmente, el Kroll. Un teatro de ópera que sólo aguantaría cuatro años abierto, pero que se organizó en torno a los presupuestos artísticos y musicales de Klemperer, que quedó asociado para siempre a ese breve período en el que hubo éxitos y fracasos, pero en el cual se estableció una aproximación a la ópera de la que después bebieron el nuevo Bayreuth y gran parte de los grandes teatros europeos (abandono del naturalismo en las puestas en escena, estrenos de óperas contemporáneas todas las semanas y numerosos y muy trabajados ensayos antes de los estrenos). Tan efervescente fue ese período del Kroll, que Klemperer llegó a considerar el resto de su vida profesional un anti clímax.
 
Tras el cierre del teatro, contemporáneo a la aparición de los nazis, el clima cultural y político se volvió irrespirable. Hasta tal punto que Klemperer, tras sufrir una caída desde el podio al ceder la balustrada en la que se apoyaba, llegó a pensar que había sido víctima de un sabotaje por ser judío. El veto a Bruno Walter, una de las estrellas del momento, abrió los ojos a muchos artistas y comenzó la diáspora. Klemperer se marcha a Suiza y comenzará su calvario personal.
 
Otra imagen curiosa que deja este primer volumen es la valoración que hacían el público y la crítica del momento sobre los grandes nombres de la batuta: Toscanini, Furtwängler y Bruno Walter eran los grandes ídolos, con Richard Strauss como el gran referente de la batuta; Klemperer era considerado un genio irregular, y alguien como Erich Kleiber era tenido por un secundario de calidad. Vivir para ver.

jueves, 18 de agosto de 2022

Meridiano de sangre

 

Meridiano de sangre
Cormac McCarthy

Quinta novela de McCarthy y la que le dio fama y prestigio y lo consolidó como uno de los grandes de las letras norteamericanas.

El protagonista es alguien anónimo a quien conocemos como “el chaval”, nacido entre la dejación, la pobreza y la violencia. Emprende una vida errante en la que lo único que encuentra es lo mismo que dejó tras de él. En un momento dado, se une a la banda de “el Juez”, un personaje misterioso con rasgos fantásticos. Finalmente, “el chaval” pasa a ser “el hombre” y la novela termina de un modo indefinido, abierto a múltiples interpretaciones.

Me ha recordado en todo momento a “La carretera”: el ambiente desolado, el protagonista anónimo y la brutalidad del ser humano. En esta novela hay más elementos (incluso está situada temporalmente: 1849) y, aunque está considerada su obra magna, me ha parecido menos redonda, casi diría más dispersa. Aún así, es una novela poderosa.