Acero puro
Richard Matheson
Al calor de la película (que
tiene poco que ver con el espíritu del cuento en el que se basa), Edhasa
publicó esta recopilación de relatos de Matheson. Poco después Gigamesh, en uno
de esos proyectos lujuriantes que se permite desde que el hielo y el fuego la
hicieron rica, se embarcó en la aventura, ya completada, de publicar todos los
relatos del norteamericano.
Los trece relatos de esta
antología se publicaron originalmente entre 1951 y 1956, así que pertenecen a
la época formativa del autor – que, a pesar de estar en sus comienzos como
escritor, fue capaz de escribir “Soy
leyenda” en aquellos años -. De hecho, algunos relatos resultan casi
chapuceros, supongo que escritos para cumplir un plazo o conseguir un ingreso.
A pesar de ello todos demuestran imaginación e ideas.
Matheson, como Asimov, no fue nunca
un autor preocupado por el estilo: usaba las palabras para contar una historia
en la que lo importante eran los acontecimientos narrados. No necesitaba mucho
para crear un ambiente y generar inquietud así que todos los relatos son muy
dinámicos y se leen rápidamente.
Después de haberlos dejado reposar, me quedo con la
historia de dominación contada en “El ser”,
con el que da título a la antología (que me recuerda muchísimo al Jack London
de “Por un bistec”) y con el
divertido e irreverente “El funeral”.
El resto están bien pero no creo que me quede ningún recuerdo de ellos. Lo
bueno de Matheson es que nunca era aburrido.