The Paris Review (1953-1983)
Varios
Los Reyes de 2020 fueron
opulentos y trajeron en las alforjas los dos suntuosos volúmenes que publicó
Acantilado con las entrevistas de la legendaria “Paris Review” a
personajes del mundo de las letras en general. Lo primero que destaca es la
voracidad del tiempo: no sólo hemos olvidado a muchos de los entrevistados, sino que de los cientos de autores y obras que citan, en muchos casos no queda ni el
más mínimo recuerdo.
Las introducciones que se hacen
de cada entrevistado son magníficas, muy atmosféricas, dan una sensación de
proximidad formidable. Y en cuanto a las entrevistas propiamente dichas, hay de
todo, dependiendo del juego que diera entrevistado.
Me han gustado mucho las de
algunos escritores completamente desconocidos para mí, como el divertido James
Thurber o una irónica y humana Dorothy Parker.
Hemingway, que parecía estar
representando a un personaje, o Faulkner, que se muestra despectivo con todo lo
que no sea la escritura misma, me han parecido decepcionantes.
En el polo opuesto, un Capote natural
y cercano, que no parece ni que esté siendo entrevistado; o Pasternak (con la
mejor introducción de todas), que abandona el formato pregunta-respuesta y
reproduce una conversación entre dos personas.
Muy inquietante la de Céline, que
parece atrapado en una mente perturbada, obsesionada con la muerte y la futilidad.
Sensacional Borges, de quien
tanto se ha contado, pero que aquí se descuelga con alguna anécdota nueva, como
que de “Historia de la eternidad” sólo se vendieron 37 ejemplares.
También me han gustado mucho un mercurial
Nábokov, expeliendo bilis contra críticos, colegas y periodistas; un Robert
Graves casi místico; Auden, snob, elegante, preciso; Gore Vidal, genio y
figura, muy provocador y un Raymond Carver brutal, que desnuda sus peores
momentos ante el entrevistador.
Ahora, a por el segundo tomo.