El mundo de Odiseo
M. I. Finley
Un pequeño libro que causó una
gran conmoción allá por 1954 porque, frente al deseo de toda la humanidad,
proclamaba que lo que cantó Homero, el asedio de Troya por un ejército aqueo
comandado por el rey Menelao, nunca sucedió; que era un relato poético, y no
una descripción histórica. Justo lo contrario que opina Joachim Latacz cincuenta años más tarde.
Aparte de la polémica, que
seguramente no se podrá resolver hasta que existan los viajes en el tiempo, el
valor del libro de Finley es que, a través de los textos, conjetura sobre la
sociedad y la época que describen; ¿cuáles eran sus valores?, ¿cómo se
relacionaban las diferentes clases sociales entre sí?, ¿cuál era el papel de
los aedos como Homero?
Finley no caía muy bien: en la
edición de 1995 añadió dos apéndices refutando la posibilidad de determinar la
veracidad del relato homérico desde los hallazgos arqueológicos. Tampoco debió
de gustar mucho el comienzo del libro, que sitúa la Ilíada en su forma conocida
(que nosotros leemos principalmente a partir de copias medievales del siglo X)
en el siglo VIII a.C. y la Odisea unos cien años después: el pobre Homero
habría tenido que ser Matusalén para escribir ambas.