lunes, 18 de julio de 2016

Correr

Correr
Jean Echenoz

A este le tenía muchas ganas desde hace tiempo pero con tantos títulos y autores pendientes y la dispersión que conllevan no había encontrado el momento. Aparte de lo bien que se hablaba de Echenoz como escritor, siempre me ha fascinado la figura del atleta Emil Zátopek, ese hombre desgarbado que corría braceando como un poseso, con una cara de sufrimiento que hoy le habría valido el espanto de cualquier patrocinador y que llegó al atletismo tarde y por pura casualidad.

El libro es una pieza realmente especial; en realidad, si no fuera por la propaganda editorial, nadie que no haya oído hablar de Zátopek pensaría que la novela trata de un personaje real. Durante bastantes páginas solo se nos habla de un tal Emil, del que no se nos cuentan las típicas notas biográficas sobre sus padres y abuelos y lo que hacía de pequeño. A Emil lo conocemos ya pasada la adolescencia. Un narrador omnisciente pero a la vez tierno y cercano nos describe en tercera persona sus andanzas, la sordidez de la Checoslovaquia comunista, cómo llega a las pistas de atletismo por pura casualidad… también conocemos los pensamientos de Emil, lo que confiere a la narración un tono de novela histórica salvo por el hecho de que tampoco parece que lo sea. Y así transcurre todo el libro: en una zona sutil e indefinible en la que sabemos con certeza que lo que se nos cuenta sucedió pero con un estilo narrativo que es propio de la ficción.

Una maravilla.

miércoles, 13 de julio de 2016

El hombre que se enamoró de la luna

El hombre que se enamoró de la luna
Tom Spanbauer

Una lectura atípica para mí porque hace ya unos años decidí abandonar casi todas las novedades, visto las castañas de libros que se publican. Pero de este se hablaba tan bien que he hecho una excepción.

Al final ha sido una lectura cansina. La novela admite diferentes lecturas y está claro que Spanbauer nos cuenta bastantes cosas de sí mismo; además hay personajes muy atrayentes (especialmente Ida y el protagonista) y el autor escribe bien, con algunas metáforas realmente bellas. Pero son muchas páginas y se alterna continuamente, sin que sepamos muy bien por qué, entre lo lírico y lo obsceno de forma que al final, en lugar de existir un contraste entre los dos enfoques, lo que sucede es que hay una repetición constante de bloques.

Un libro más. No malo pero que no hacía falta leer.

jueves, 7 de julio de 2016

La última noche

La última noche
James Salter

No había leído nada del prestigioso aunque poco conocido James Salter, cadete en West Point, piloto de caza con experiencia en combate, escritor lento, de pocas obras, que hizo su carrera al margen de las grandes editoriales, de los agentes y de la parte de la profesión vinculada al espectáculo. Escribió hasta el final porque su último libro lo publicó con 87 años y murió a los 90.

He empezado con este libro de relatos. Todos tratan del deseo, satisfecho o no, de los cambios a los que nos empuja y de lo que somos capaces de llegar a hacer para satisfacerlo o para evitar la tentación. Dicho así suena convencional pero cuando alguien es capaz de escribir bien, como lo fue Salter, la palabra escrita transforma cualquier experiencia y la vuelve inolvidable.

Lo de Salter es emplear la mínima cantidad posible de literatura para alcanzar la máxima expresión. Sobriedad sin simpleza y relatos planificados milimétricamente, de los que se ha eliminado cualquier palabra sobrante, con diálogos no anunciados que se presentan como si una cámara enfocara a cada personaje mientras habla.

Todos son excepcionales y entre tanta calidad todavía es capaz de sobresalir el último de ellos, que da título a todo el volumen y que te vuelve del revés cuando lo lees.

lunes, 4 de julio de 2016

Butcher’s Crossing

Butcher’s Crossing
John Williams

Nuevo acercamiento a la obra de Williams, un desconocido que me deslumbró con “Stoner”. El cambio de escenario es completo: pasamos de la vida de un profesor de universidad a la de un joven estudiante de derecho de la segunda mitad del XIX que se traslada a un poblacho cerca de Colorado (Butcher’s Crossing) para encontrarse a sí mismo.

Nuestro protagonista se embarca en una cacería para conseguir pieles de bisonte. Junto a otros tres compañeros busca una de las últimas grandes manadas en las montañas de Colorado. Como en “Stoner” la acción es interior aunque aquí la naturaleza es un protagonista tan importante como los compañeros de cacería.

El estilo de la novela es idéntico al que ya conocía; completamente sobrio y muy contenido, incluso en los momentos más dramáticos. La prosa de Williams es como sus personajes: se ve a sí misma desde fuera, como si no formara parte de los acontecimientos. Imponente la ambientación que consigue del oeste agonizante y la minuciosidad con la que describe los pormenores de la partida de caza. Gran novela.