Muchos años después, termino la edición que dedicó Gigamesh a la ciencia ficción completa de Fredric Brown. El último volumen reúne dos relatos largos que Brown transformó en la novela “El granuja espacial” y su última novela de ciencia ficción, “La mente invasora”.
El granuja es un personaje que en su época resultó odioso; un delincuente sin escrúpulos de ningún tipo que, frente a otros personajes supuestamente respetables, queda completamente eximido de culpa. Es un perfil protagonista al que hoy día estamos habituados pero que en 1957 resultó indigesto. Una novela de aventuras, trepidante, entretenida y bien hecha.
La mente invasora (1961) se elabora justo a partir de lo que el título sugiere. Un alienígena desterrado en la Tierra con la capacidad de ocupar otros cuerpos. Narrada con frialdad y precisión, consigue ser realmente inquietante y hacer que un gato o un pájaro cualquiera den miedo. Es la novela que más me ha gustado de las de Brown y se incorpora a mis novelas preferidas del género.
Sobre los personajes de las dos novelas planea la sombra de la depresión y el alcoholismo, problemas a los que Brown se tuvo que enfrentar con frecuencia.
