domingo, 27 de enero de 2019

Visión ciega

Visión ciega
Peter Watts

Después del mal sabor de boca de “Accelerando”, me he ido a por otro título prestigioso de la misma época.

La Tierra queda temporalmente cubierta por una esfera de Dyson de objetos luminosos y se monta una expedición para investigar su origen. Humanos robotizados y una especie de inquietante vampiro al mando de la expedición conectado una misteriosa inteligencia artificial, encuentran el origen de los objetos, aún más inquietante e incomprensible que los propios miembros de la expedición.

Claustrofobia permanente y un desenlace inquietante. Gran libro.

domingo, 20 de enero de 2019

Accelerando

Accelerando
Charles Stross

Un libro de prestigio, finalista de los principales premios del género. Materia convertida en capacidad de computación, humanos virtuales y corporaciones sentientes que luchan por ancho de banda para sobrevivir.

Ideas que pueden estar bien pero que Stross ha desplegado en un batiburrillo de sucesos y jerga sin ninguna estructura aparente. Lo comparan con “Cismatrix”, pero Sterling tuvo más capacidad para dar forma a su historia sin perder exotismo.

lunes, 7 de enero de 2019

Breve historia de siete asesinatos

Breve historia de siete asesinatos
Marlon James

La broma se habrá hecho mil veces, pero, ni es breve, ni son siete asesinatos; aquí muere más gente que en la guerra. La Jamaica convulsa de los setenta y un concierto solidario de Bob Marley son el centro en torno al cual se tejen todas las historias de la novela; cada una a cargo de un personaje, con una extracción social diferente que, supuestamente, se refleja en el modo en que se expresa en el libro.

Ha sido un experimento y no me ha gustado del todo. Al principio es estimulante pero después los personajes se repiten bastante a sí mismos y, para empeorar el resultado, desde la tercera parte de la novela (“Baile de sombras”) la estructura narrativa cambia y, lo que hasta entonces habían sido capítulos cortos e impactantes, se convierte en largos soliloquios que a mí personalmente me han aburrido bastante.

domingo, 6 de enero de 2019

Falcó

Falcó
Arturo Pérez-Reverte

Hacía mucho que no volvía a Pérez-Reverte y las buenas opiniones que ha recibido este Falcó me decidieron a probar.

Es un libro típico del autor, con un protagonista convincente, aunque recuerda a cualquiera de los protagonistas de sus demás libros (excepto quizá a la fascinante narco de “La reina del sur”): un hombre duro y a la vez frágil, curtido, atractivo para ambos sexos; quizá el hombre que habría querido ser el autor, o en parte el que es, o el personaje público que se ha inventado… eso solo puede saberlo él.

La trama gira en torno a una infiltración en la zona roja para liberar a José Antonio Primo de Rivera. Espías, guerrilleros, trama política, buena ambientación… muy entretenido. La historia queda cerrada pero los personajes dejan la promesa de muchas otras posibles historias.

jueves, 3 de enero de 2019

El Conquistador del Mundo

El Conquistador del Mundo
René Grousset

Los mongoles fueron un pueblo nómada, sin tradición escrita ni registros precisos sobre su historia. Por lo tanto, lo que conocemos de Gengis Kan proviene de la tradición oral de los bardos mongoles y de las crónicas de los escribas persas; el propio Kan murió siendo analfabeto.

Esto hace que las fuentes históricas den una imagen bastante distorsionada del personaje; y cuanto más nos adentramos en los orígenes de la vida de Gengis, más relacionados con el mito y la leyenda están los relatos sobre su vida.

Grousset se ciñe literalmente a las fuentes conocidas y hace un recorrido longitudinal, sin cuestionar ni cotejar los relatos que recoge con otras fuentes y hechos; a la manera habitual de la mayoría de los autores antes de los años cincuenta (el libro es de 1944).

Por lo tanto, Gengis resulta un personaje casi mítico, con augurios que apuntaban su grandeza desde su niñez. El tono de su historia recuerda a las mil y una noches, sucediéndose los episodios (el ataque de los tártaros, el rapto de sus hermanos, etc.) como pequeñas historietas sin más profundidad. Así, la enorme campaña militar contra los turcos orientales, que duró más diez años y llevó a los jinetes mongoles desde China hasta Irán y el Mar Caspio, se presenta sin más como la venganza del Kan contra una ofensa del gobernador persa, que ordenó decapitar al emisario del Kan.

También hay algunos incisos del autor que resultan, leídos hoy día, de lo más peculiares. Por ejemplo, este de la página 263, cuando los mongoles habían arrasado ya la mayor parte de Persia, ejecutado a decenas de miles de prisioneros (civiles, niños, mujeres, ancianos) y destruido decenas de ciudades:

“Gengis Kan continúa mostrándose personalmente aquí como el igual a los más grandes entre los hacedores de historia, y no es culpa suya si el Alejandro mongol manda a unas tropas que han permanecido casi en el mismo estado cultural que los pieles rojas de las praderas americanas en el siglo XVIII.

Una vez hecha esta salvedad a fin de permanecer estrictamente fiel a la objetividad histórica, permítasenos no disimular nuestro horror por tan abominables matanzas. Con todas nuestras fuerzas - ¿es necesario decirlo? -, estamos de parte de la civilización arábigo-persa contra los bárbaros que intentaron – en vano, gracias a Dios – aniquilarla.”

Resulta llamativo el pedestal en el que se coloca al conquistador. El resultado final de la marea mongola fue que las grandes civilizaciones a las que sometieron terminaron absorbiéndolos; en China aprendieron la cultura China y en el oriente turco sucedió igual; a fin de cuentas, los mongoles, excepto por su caballería y salvajismo, no tenían nada que oponer a esos sistemas milenarios.

Resumiendo, no me parece un libro que sirva para hacerse una idea fidedigna del terrible conquistador, pero, a pesar de todo, es un libro bello y se disfruta leyéndolo.