jueves, 24 de febrero de 2022

Contra Armada

 

Contra Armada
Luis Gorrochategui
 
En los últimos años hemos asistido a la aparición de una corriente ensayística (cuyo máximo exponente es el exitoso “Imperiofobia”) en la que se reivindican el papel y el valor histórico del imperio español, en contra de la tan asentada leyenda negra. Dejando a un lado el ridículo paroxismo político en el que nos encontramos, que intenta encasillar cualquier actividad que se haga hoy día en España, el tema es muy interesante y también está sacando a la luz sucesos y puntos de vista que la historiografía tradicional tenía arrinconados.
 
Este “Contra Armada” es uno de esos libros, y narra el intento inglés, tras desbaratarse la Armada Invencible, de acabar con la flota española y conquistar Lisboa y Las Azores, tratando así de yugular el tráfico de galeones entre Las Indias y Europa para finiquitar el imperio español.
 
Es un tema prácticamente desconocido (al menos para mí). La reunión de una flota aún mayor que la Armada Invencible (transportando una tropa también más numerosa) con el objetivo de atacar los barcos de la Invencible que estaban siendo reparados en Santander, para dirigirse después a Lisboa, tomarla por la fuerza, sentar en el trono a un pretendiente afín a la Corona inglesa y así acabar con la supremacía española. La teoría, como en el caso de la Invencible, era brillante, pero el discurrir de los hechos fue otro.
 
Para empezar, el mando inglés estaba dividido entre Drake y Norris, que no estaban en buenos términos y tenían diferentes puntos de vista sobre los objetivos a conseguir. Así, se pasó de largo ante Santander y se arribó en La Coruña, una ciudad pequeña que prometía un botín fácil y un buen puerto intermedio entre Inglaterra y Lisboa. La Coruña, a pesar de la diferencia aplastante de efectivos, resultó irreductible y, además de perder miles de hombres, implicó una pérdida de tiempo considerable; tiempo que España empleó para organizar la defensa de Lisboa. También allí las discrepancias en el mando condujeron a una estrategia a la postre desastrosa, con la infantería inglesa desembarcando a 70 kilómetros de distancia de la ciudad, sin mapas ni logística para el avituallamiento y con una imagen equivocada de la situación social respecto a un hipotético candidato del bando inglés para el trono de Portugal.
 
Al final, el sitio de la ciudad se tuvo que levantar y en la persecución consiguiente la flota y el ejército sufrieron miles de bajas, incrementadas por una terrible epidemia de peste una vez embarcados. El resultado fue el retorno a Inglaterra de unos 15.000 hombres menos de los que se embarcaron para la expedición y la pérdida de unos cien barcos.
 
Esto es lo bueno del libro: cuenta hechos poco conocidos y los deja claros. Lo malo es el estilo desmañado del autor, que pretende evocar un castellano arcaico y sólo resulta forzado y desacertado. Aparte de la prosa propiamente dicha, el autor es aficionado al melodrama y nos sitúa permanentemente ante mujeres llorosas, ancianos rezando y niños asustados, sin dar testimonios ni reproducir (caso que las haya) las voces de los protagonistas, con lo que al final lo que tenemos no es una inmersión en la situación del momento, sino un cliché de obra de teatro barata. También resulta sorprendente la referencia continua a los ingleses como anglicanos, como si todos (y más en aquella época de guerras de religión) profesaran la misma fe; y finalmente resulta muy cansina la vindicación permanente de los españoles.
 
Es una pena porque podría haber sido un gran libro. Un historiador auténtico sólo necesita los hechos para conmover.

viernes, 11 de febrero de 2022

Johann Sebastian Bach. El músico sabio

 

Johann Sebastian Bach. El músico sabio
Christoph Wolff

El proyecto biográfico más ambicioso de Wolff sobre el músico al que más horas de estudio ha dedicado. Sobre el papel pintaba fenomenal. Una vez terminado el libro, he tenido sentimientos encontrados.

Por un lado, Wolff hace un recorrido brillante de la carrera profesional de Bach: los cambios de estilo, la asimilación de nuevas técnicas y enfoques, el conocimiento científico de los instrumentos musicales, etc.

Por otra parte, de Bach se saben realmente pocas cosas (incluso se calcula que la mitad de toda su obra se ha perdido), y Wolff, siempre analítico, arriesga pocas conjeturas acerca de los aspectos personales y psicológicos del protagonista.

Así que, en muchos tramos, el libro es una descripción de figuras relevantes con las que Bach mantuvo contactos profesionales y una lista de obras, contratos e informes sobre el estado de diferentes órganos de la región alemana.

Es una lectura interesante e instructiva, pero la abandonamos sin habernos acercado a la figura del compositor. Al final resulta un tanto árido.