domingo, 29 de septiembre de 2013

El Consejo de Hierro

El Consejo de Hierro
China Miéville

Con esta novela Miéville completó, al menos hasta la fecha, las dedicadas al escenario de su fabulosa ciudad Nueva Crobuzon. La primera (“La estación de la Calle Perdido”) es la más desaforada, una auténtica avalancha de ideas e imágenes que al principio no hay por dónde coger y después se va encauzando (al menos relativamente). En “La cicatriz” el autor se muestra más comedido pero sin renunciar al barroquismo y a la mezcla de temas, con lo que consigue una novela igual de atractiva que la anterior pero mejor acabada.

El Consejo de Hierro” es el tercer envite y carece del atractivo de sus predecesoras. Para empezar, la estructura de la novela lastra el desarrollo: se tratan la historia de un joven revolucionario, el viaje de un grupo de renegados para encontrar el mítico Consejo de Hierro y, en un extenso bloque central, la historia de uno de los renegados y de la formación del consejo. Esa sección central, además de estar narrada de forma dispersa, interrumpe la trama y hace que se olviden las historias precedentes. Cuando finalmente engarza con las otras dos ramas del argumento todo resulta forzado y, en el caso del Consejo de Hierro, un tanto grotesco. A partir de ese momento se suceden diferentes finales que van abrochando las distintas tramas, pero todo ocurre de un modo desorganizado, con tal acumulación de sucesos que el resultado es disperso y sin clímax.

De las novelas que he leído de Miéville es claramente la peor.

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