Gomorra
Roberto
Saviano
La
escritura de este libro le ha valido al autor morir en vida. Lo que
aquí se cuenta es un escarnio para cualquier nación civilizada: el
crimen organizado apropiándose del tejido industrial y económico
del país, unas veces ante la impotencia y otras con el amparo de las
instituciones del estado.
La
camorra napolitana, muy lejos ya de la imagen hooligan que nos ha
dejado el cine, ha sabido transformarse desde el último cuarto del
siglo XX en una sofisticada maquinaria de producción de capitales.
Contrabando de todo tipo, estafas fiscales, empleo ilegal de mano de
obra e inversión de los beneficios así obtenidos en negocios
limpios, rentables por sí mismos, cuyos dividendos vuelven a las
actividades ilegales para obtener nuevos beneficios que vuelven a
invertirse legalmente, y así sucesivamente en un ciclo que hasta hoy
ha sido imposible quebrar. Y, si en medio de toda esta actividad
surge un clan rival que no puede ser absorbido ni dominado, se
recurre al tradicional recurso de la fuerza bruta y se le borra
literalmente del mapa. Pero solo a otros integrantes de la camorra.
Estos buitres han aprendido que a los políticos y a los jueces lo
mejor es comprarles o confundirlos mediante un intrincado andamiaje
económico-empresarial; mucho mejor que asesinarles porque así la
actividad delictiva queda lejos de los focos de las cámaras y los
titulares de los periódicos.
El
libro termina con Saviano gritando. No es para menos. Lo peor de todo
es que esta vez el libro tampoco sirvió de nada. Todo sigue igual.
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