El jardín de Suldrun
Jack Vance
Hasta que Gigamesh se puso a
ello, las ediciones habituales de Vance (Edaf, Bruguera, Ultramar) eran malas
de solemnidad en el aspecto material y, salvo alguna honrosa excepción, con traducciones
totalmente inclasificables que hacían parecer al autor norteamericano un blando
mental. Por suerte, Nova encargó la traducción de esta trilogía al gran Carlos
Gardini, que hizo un buen trabajo con un toque maravillosamente borgiano para
los apéndices.
Aquí tenemos al Vance de imaginación desatada, que recrea las míticas islas
del golfo de Vizcaya desde el punto de vista de las narraciones infantiles. El
imaginario celta de los druidas, hadas, trasgos y gnomos puebla sus páginas
junto a los predecesores del mito artúrico, sin ahorrar rasgos adultos de
crueldad y violencia. Un libro precioso, sin aditivos filosóficos ni
pretensiones trascendentes; simplemente el arte de narrar por el placer de
contar historias.
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