Orgullo y prejuicio
Orgullo y prejuicio
Jane Austen
Austen es de las pocas escritoras
anteriores al siglo XX que no ha desaparecido en el río del tiempo y sigue
siendo leída y apreciada más de doscientos años después de su muerte. Incluso,
desde la década de los noventa del siglo pasado, ha conocido un renacimiento de
la mano del cine. Está claro que es un clásico y que su enfoque de personajes
verosímiles pero reacios al encasillamiento en clases sociales estancas típico
de la época, junto a su resistencia al papel subordinado y sin formación
académica de la mujer, fueron pioneros y hoy día siguen despertando interés y
empatía.
En esta novela se cuentan las
correrías de la segunda hija de una familia de clase media. El resto de las
féminas de la novela en edad de merecer están centradas en la búsqueda de una pareja
de la que nebulosamente se desea que proporcione felicidad y estabilidad
económica. Por lo tanto, los personajes femeninos, excepto Elizabeth, son
bastante primarios en sus aspiraciones; sólo ella encarna el que quizá fuera el
ideal de mujer de Austen. Los personajes masculinos son más variados, aunque
siempre ocupan el segundo plano de la narración (Darcy es el que posee más relieve
y mención especial a la facundia del padre de Elizabeth). Las clases altas son
representadas ridículamente altivas y orgullosas pero carentes de méritos
propios.
En definitiva, una novela elegante que seguramente retrate muy bien cierta
parte de la sociedad de la época y bajo mi punto de vista nada más. El final
tiende a la novela rosa y muchos momentos son de una cursilería considerable,
aunque siempre está bien escrita y es entretenida.
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