viernes, 24 de febrero de 2023

La casa eterna

 

La casa eterna
Yuri Slezkine

El entusiasmo de una reseña de Antonio Muñoz Molina, cuando el libro aún no estaba ni traducido ni anunciado, hizo que lo apuntara en la lista de futuribles, incluso para leerlo en inglés.

Es un libro colosal de más de 1.500 páginas que recorre el nacimiento y el desarrollo de la Revolución rusa desde un enfoque casi novelístico, incluyendo centenares de personajes, algunos directamente relacionados con el proceso, y otros (el compositor Rachmaninov, por ejemplo) que fueron meros espectadores que estaban de paso mientras se desarrollaban los acontecimientos.

La primera parte, titulada la Ciénaga por la isla frente al Kremlin en la que se edificaron las principales fábricas del Moscú de comienzos del siglo XX, es fascinante, con su tapiz humano entretejido al lugar físico en el que habita. A la descripción de los lugares le sucede la de las personas y eso da título al siguiente bloque: Creyentes; me ha resultado prolijo y un poco repetitivo (en definitiva, casi todos los revolucionarios eran iguales). Y a la descripción de los creyentes le sigue la de su credo revolucionario, en el que se hace un extraño recorrido por las religiones monoteístas para equipararlas al marxismo: Harari tarda menos en decir lo mismo y es igual de convincente. 

Y ahí lo he dejado. Después de casi 400 páginas y con más de mil por delante, he tenido revolución de sobra. Quizá en otra ocasión.

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