sábado, 17 de noviembre de 2012

El jugador


El jugador
Iain M. Banks

Los británicos Iain M. Banks, Peter F. Hamilton y Alastair Reynolds (del más veterano al más joven) son los tres chicos de oro de la “space-opera” actual. Tres estilos diferentes. El de Hamilton es populoso y lleno de meandros. El de Reynolds es quizá el más barroco por la prosa y la concentración de acontecimientos. El de Banks es el más cartesiano, centrado en un solo hilo narrativo en cada novela. Los tres han inventado sendas organizaciones espaciales creadas por una humanidad que se expande por el universo y que interactúa, amistosamente o no, con otras razas.

Leyendo a Banks da la sensación de que su organización (La Cultura) es lo que le gustaría que fuéramos frente, en el caso de esta novela, al Imperio Azad, que se parece bastante a lo que somos en realidad. En “El jugador” el protagonista es precisamente eso: un jugador profesional que termina participando en un juego muy especial que vertebra una civilización ajena a la Cultura.

Como en otras novelas dedicadas al universo de la Cultura Banks nos describe, sobre todo en la primera parte, diferentes aspectos de su utópica ¿y deseada? sociedad. La segunda parte de la novela hace de bisagra, narrando el viaje de nuestro protagonista, y en la tercera y cuarta se produce el contacto con los alienígenas y el desenlace de la trama. Es fascinante la habilidad de Banks para, sin describir apenas ninguna regla o aspecto físico, dotar de personalidad cada uno de los juegos que aparecen en el relato. La parte del león es para el juego Azad, que da nombre al Imperio y da sentido a toda su sociedad.

Y creo que no se puede decir nada más sin desvelar detalles jugosos, importantes y sorprendentes de la trama. Una de las mejores novelas de la Cultura. Leerla ha sido un placer.

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