Delfos
Michael Scott
“Conócete a ti
mismo”. “Nada en exceso”. Una misteriosa “E”
en el templo de Apolo cuyo significado no ha sabido desentrañar
nadie. El trance de la pitia para ver en el tiempo futuro. Las
respuestas ambiguas, más enfocadas a provocar el debate que a
indicar un camino.
Un recorrido fascinante
por la historia del oráculo de oráculos, tan legendario que hasta
su origen se perdió en la leyenda para los pobladores de la antigua
Grecia. Nadie sabe cuándo surgió exactamente ni por qué ni a qué
se debió su enorme prestigio. Durante gran parte de su existencia no
fue regido por ninguna polis y Roma, que malinterpretó el
significado de la Anfictionia (a la que confundió con una especie de
senado de todos los griegos), lo trató con deferencia. La llegada
del cristianismo y la proscripción de los cultos paganos iniciaron
el declive y el lugar fue enterrándose en el olvido y en la tierra,
llegando a mezclarse durante un tiempo las construcciones consagradas
a los antiguos dioses con las humildes casas del poblado de Castri
para finalmente quedar cubierto y casi olvidado.
Hasta que la Europa de la
Ilustración comenzó a interesarse por la Antigüedad. Entonces
llegaron los primeros viajes, las primeras excavaciones, los primeros
ensayos. Y el interés desembocó en el colosal proyecto de
excavación francés de finales del XIX que supuso el traslado de los
habitantes de Castri para que Delfos viera de nuevo la luz.
Y allí sigue hoy día,
donde recibe dos millones de visitantes al año aunque ya nadie
pregunte nada a la pitia.
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