Correr
Jean Echenoz
A este le tenía muchas ganas
desde hace tiempo pero con tantos títulos y autores pendientes y la dispersión
que conllevan no había encontrado el momento. Aparte de lo bien que se hablaba
de Echenoz como escritor, siempre me ha fascinado la figura del atleta Emil
Zátopek, ese hombre desgarbado que corría braceando como un poseso, con una cara
de sufrimiento que hoy le habría valido el espanto de cualquier patrocinador y
que llegó al atletismo tarde y por pura casualidad.
El libro es una pieza realmente
especial; en realidad, si no fuera por la propaganda editorial, nadie que no haya
oído hablar de Zátopek pensaría que la novela trata de un personaje real. Durante
bastantes páginas solo se nos habla de un tal Emil, del que no se nos cuentan
las típicas notas biográficas sobre sus padres y abuelos y lo que hacía de
pequeño. A Emil lo conocemos ya pasada la adolescencia. Un narrador omnisciente
pero a la vez tierno y cercano nos describe en tercera persona sus andanzas, la
sordidez de la Checoslovaquia comunista, cómo llega a las pistas de atletismo
por pura casualidad… también conocemos los pensamientos de Emil, lo que
confiere a la narración un tono de novela histórica salvo por el hecho de que
tampoco parece que lo sea. Y así transcurre todo el libro: en una zona sutil e
indefinible en la que sabemos con certeza que lo que se nos cuenta sucedió pero
con un estilo narrativo que es propio de la ficción.
Una maravilla.
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