lunes, 18 de julio de 2016

Correr

Correr
Jean Echenoz

A este le tenía muchas ganas desde hace tiempo pero con tantos títulos y autores pendientes y la dispersión que conllevan no había encontrado el momento. Aparte de lo bien que se hablaba de Echenoz como escritor, siempre me ha fascinado la figura del atleta Emil Zátopek, ese hombre desgarbado que corría braceando como un poseso, con una cara de sufrimiento que hoy le habría valido el espanto de cualquier patrocinador y que llegó al atletismo tarde y por pura casualidad.

El libro es una pieza realmente especial; en realidad, si no fuera por la propaganda editorial, nadie que no haya oído hablar de Zátopek pensaría que la novela trata de un personaje real. Durante bastantes páginas solo se nos habla de un tal Emil, del que no se nos cuentan las típicas notas biográficas sobre sus padres y abuelos y lo que hacía de pequeño. A Emil lo conocemos ya pasada la adolescencia. Un narrador omnisciente pero a la vez tierno y cercano nos describe en tercera persona sus andanzas, la sordidez de la Checoslovaquia comunista, cómo llega a las pistas de atletismo por pura casualidad… también conocemos los pensamientos de Emil, lo que confiere a la narración un tono de novela histórica salvo por el hecho de que tampoco parece que lo sea. Y así transcurre todo el libro: en una zona sutil e indefinible en la que sabemos con certeza que lo que se nos cuenta sucedió pero con un estilo narrativo que es propio de la ficción.

Una maravilla.

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