El banquete celestial
Donald Ray Pollock
Tercer libro de Pollock, que no
abandona sus rasgos habituales: la bajeza humana, la sordidez de la vida, el
salvajismo que habita en todos nosotros y la inutilidad de la bondad; sin
embargo, en esta ocasión se le ha escapado un pequeño rayo de luz, justo al
final, que consuela como un sol tropical después del invierno que supone la
novela.
Como en “El diablo a todas horas”, Pollock arranca con historias sencillas
y aisladas: por un lado tres hermanos y un padre que trabajan para un
latifundista sin escrúpulos y por otro un matrimonio de campesinos con un hijo
disipado que son víctimas de una estafa. A partir de ahí las historias crecen
de modo independiente y empiezan a conectarse tangencialmente mediante
personajes y hebras fugaces de forma que al final tenemos un tapiz que forma un
todo.
Tensión creciente, gran factura y estilo implacable. Cuesta decir que algo
con este sabor se disfruta pero, en cierto modo, es así. Al final la buena
literatura siempre sabe bien.
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