jueves, 23 de agosto de 2018

Beethoven

Beethoven
Jan Swafford

De vez en cuando nos llevamos una alegría y se traducen libros importantes sobre música. En esta ocasión la imponente biografía de Swafford sobre Beethoven. Como ya nos avisa en el prólogo, no hay que esperar ninguna novedad (algo lógico tratándose de un músico sobre el que se ha escrito todo lo escribible incluso cuando aún vivía); el trabajo de Swafford es un compendio de las grandes obras escritas sobre el sordo de Bonn y una aproximación a su legado musical.

Un ejemplo de la racionalidad del trabajo de Swafford, es la explicación que da sobre las primera obras publicadas de Beethoven (el primer autor de la historia al que se publicó desde sus comienzos hasta el final de su labor): los tríos y las sonatas para violonchelo y piano; agrupaciones elegidas para evitar la competencia editorial con Mozart (la leyenda recién desaparecida) y Haydn (el mito viviente aún en activo), que habían escrito poco o nada para esa combinación de instrumentos.

Para situar al joven Beethoven, del que se saben pocas cosas, Swafford dedica bastante espacio a la época en la que el músico nació y se educó y que le marcó para siempre: la Ilustración, el Strurm und drag, los Ilumminati y la masonería; la fuerza de la razón, el ideal de la belleza y los sentimientos de fraternidad hacia el resto de los hombres. Ejes cardinales de su vida y obra.

Después, el traslado a Viena; el aprendizaje; la relación con Haydn, en quien siempre vio a un rival y con el que tuvo un trato bastante miserable (en general nunca supo cómo comportarse con la gente); los éxitos enormes como virtuoso del piano y la notoriedad como compositor hasta llegar al aldabonazo colosal de la Heroica y el nuevo camino. La indagación infinita en su arte, su imaginación inconcebible, su incapacidad para las relaciones personales, los años de sequía debidos a la enfermedad y al litigio por su sobrino, de quien también sería incapaz de ocuparse y, finalmente, el último prodigio creativo: las últimas sonatas y cuartetos, la Missa Solemnis y la Novena sinfonía. El paso a la inmortalidad en vida, el semidiós de la música, el espejo en el que se miró todo el Romanticismo y que elevó al hombre a los altares divinos del arte; un hombre que jamás se consideró a sí mismo romántico.

Un libro sensacional que separa el grano de la paja, pone en perspectiva a la música y a la persona y se olvida de los mitos, lo que confiere más peso aún al inconcebible legado artístico de Beethoven.

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