La invención de la naturaleza
Andrea Wulf
Las increíbles hazañas de Alexander
von Humbolt, en su día una de las mayores celebridades de la Tierra, son la razón
de ser de este libro, que también indaga en la influencia que ejercieron las ideas
del alemán en otros. Eso es a la vez lo bueno y lo malo del libro: es muy
interesante ver quiénes se nutrieron de los audaces puntos de vista del
científico, pero dependiendo del personaje, también aburrido comparado con las
andanzas de Humbolt.
El grueso del ensayo se centra en
la frenética vida de Humbolt, que fue explorador, cartógrafo, naturalista,
geólogo, climatólogo, conservacionista (antes de que eso existiera) y todo lo
que fue capaz de ser en su vida; además de ser el autor de la mayor publicación
científica realizada por un particular con sus propios medios.
Así empezamos con el Humbolt rico
gracias a la herencia recibida de su madre que se financia sus viajes y su
larguísima expedición a Latinoamérica que él se encargó de alargar hasta
Estados Unidos, pasamos por los años de servicio (a su pesar) a la corona de
Prusia, durante los cuales publicó el grueso de su obra, producto de las ideas
nacidas durante los viajes por Latinoamérica, seguimos con el Humbolt
sexagenario que encuentra fuerzas y entusiasmo para atravesar Rusia hasta la
cordillera del Altai y cerramos el círculo con el anciano recluido en Berlín
dedicado a la publicación de Cosmos y sin un tálero en el bolsillo.
Una vida trepidante, frenética, de
la que nació la idea de la naturaleza como conjunto conectado, en el que no
pueden alterarse algunas partes sin que el todo se vea afectado; una aguda
visión del tejido de la vida y del puesto que el hombre ocupa en él. Un libro
hermoso.
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