Otra pieza singular de Judith Schalansky. Cincuenta islas, cincuenta lugares, cincuenta historias. En general desoladas o melancólicas. Islas diminutas, deshabitadas, en las que no hay nada que encontrar. Una historia del olvido y del esfuerzo sin recompensa.
También del misterio. Como Toangi, de donde partieron tres jóvenes surfistas a los que se tragó un temporal. Sólo se encontraría la tumba de uno ellos en una isla a varias millas de allí. No se sabe qué sucedió con los otros dos.
A veces, hasta en los lugares más insospechados surge lo mejor de nosotros. Como en la Isla de Norfolk, un presidio durísimo, en el que 25 de mayo de 1840, por el que el cumpleaños de la Reina de Inglaterra, el nuevo alcaide decretó un día de libertad. Hubo bebida, comida, canciones y una representación teatral. A las 00:00 horas los presos volvieron a las celdas y los guardas a la vigilancia. No se registró ningún episodio violento.
Un libro bellísimo, que dan ganas de tocar y hojear constantemente.
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