sábado, 8 de noviembre de 2025

La torre maldita


La Torre Maldita
Roger Crowley

Así llamaron los cruzados a una de las torres que remataba el punto más vulnerable de las fortificaciones de Acre por el número de muertes que causó su toma durante los años 1189-1191; un episodio cruento que terminó con la ejecución y la venta como esclavos de la población musulmana de la ciudad.

La toma de Acre demostró ser fundamental para la supervivencia de los reinos de Ultramar como cabeza de puente de los reinos cristianos en territorio musulmán. Así lo percibieron también los sultanes y cuando los mamelucos se hicieron con el poder, utilizaron toda la experiencia obtenida durante doscientos años de asedios y todos los formidables recursos de los que disponían para eliminar uno por uno todos los reinos cristianos costeros. En 1291 le tocó el turno a Acre, que fue el más difícil y terminó con una nueva matanza (esta vez las víctimas fueron los cristianos) que selló el destino de Ultramar, de las Cruzadas y también de una época que ya desaparecía frente al avance el Estado-nación como unidad política.

Los supervivientes de aquella época fueron tratados como auténticas reliquias y cuentan que cincuenta años después de la caída de Acre, el peregrino Ludolf von Suchem se encontró "con dos ancianos leñadores que vivían cerca del mar Muerto que hablaban francés. Resultaron ser templarios. Habían trabajado para el sultán, se habían casado y habían tenido hijos. Estos hombres y sus familias fueron repatriados a Europa y agasajados en la corte papal en Avignon, donde se los trató como asombrosos y exóticos especímenes de un mundo ya desaparecido".

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