Leviatán o la ballena
Philip Hoare
Un libro editado por
Ático de los libros en un atractivo tono verdoso con un
cachalote negro saliendo a respirar a un cielo color marfil. El
interior contiene fotos, grabados, dibujos... una auténtica
preciosidad un tanto afeada por deslices en la corrección del texto
traducido: el adverbio “donde” aparece siempre con tilde aunque
no la necesite para nada, hay expresiones dudosas (“la piel [de la
ballena] era tan gruesa como la tela de un pañuelo”), etc.
Un ensayo escrito
como los que urdieron Runciman sobre las Cruzadas, Boswell sobre
Johnson, Huizinga sobre la Edad Media o Burckhardt sobre el
Renacimiento italiano; como ya no se hacen porque no se atreve nadie;
está escrito desde el rigor para transmitir la pasión. Es tan
prodigioso como los animales de los que trata.
Naturalmente no faltan
Melville y su ballena blanca ni los datos científicos. Pero además
de esos elementos, que son los esperables, visitamos las ciudades y
fortunas nacidas y destruidas más tarde por los avatares de la
industria de la caza de la ballena y sus vaivenes; concurrimos con
damas y caballeros de la época al acontecimiento de una ballena
varada en la Inglaterra del XVIII; conocemos retazos de la vida de
los marinos dedicados durante el siglo XIX a la persecución y la
caza del leviatán; asistimos a la pasión desplegada durante siglos
por naturalistas y conservadores de museos, deseosos de conocer los
misterios del monstruo; nos cuenta Hoare cómo la Corona inglesa
tenía todos los derechos sobre cualquier cetáceo varado en
cualquier punto del litoral inglés, y cómo ese privilegio devino en
un quebradero de cabeza cuando el devenir de los tiempos hizo inútil
el aprovechamiento del animal pero exigió la retirada, por
salubridad, de todas esas toneladas de carne.
Nos cuenta Hoare todas
estas cosas y muchas otras, algunas trenzadas con acontecimientos de
su vida que, en el momento de la lectura, pasa a ser la nuestra. A
Hoare le sucede como a Montaigne: él mismo forma parte de la materia
de su libro, mezclado con las ballenas.
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