viernes, 27 de abril de 2012

Leviatán o la ballena


Leviatán o la ballena
Philip Hoare

Un libro editado por Ático de los libros en un atractivo tono verdoso con un cachalote negro saliendo a respirar a un cielo color marfil. El interior contiene fotos, grabados, dibujos... una auténtica preciosidad un tanto afeada por deslices en la corrección del texto traducido: el adverbio “donde” aparece siempre con tilde aunque no la necesite para nada, hay expresiones dudosas (“la piel [de la ballena] era tan gruesa como la tela de un pañuelo”), etc.

Un ensayo escrito como los que urdieron Runciman sobre las Cruzadas, Boswell sobre Johnson, Huizinga sobre la Edad Media o Burckhardt sobre el Renacimiento italiano; como ya no se hacen porque no se atreve nadie; está escrito desde el rigor para transmitir la pasión. Es tan prodigioso como los animales de los que trata.

Naturalmente no faltan Melville y su ballena blanca ni los datos científicos. Pero además de esos elementos, que son los esperables, visitamos las ciudades y fortunas nacidas y destruidas más tarde por los avatares de la industria de la caza de la ballena y sus vaivenes; concurrimos con damas y caballeros de la época al acontecimiento de una ballena varada en la Inglaterra del XVIII; conocemos retazos de la vida de los marinos dedicados durante el siglo XIX a la persecución y la caza del leviatán; asistimos a la pasión desplegada durante siglos por naturalistas y conservadores de museos, deseosos de conocer los misterios del monstruo; nos cuenta Hoare cómo la Corona inglesa tenía todos los derechos sobre cualquier cetáceo varado en cualquier punto del litoral inglés, y cómo ese privilegio devino en un quebradero de cabeza cuando el devenir de los tiempos hizo inútil el aprovechamiento del animal pero exigió la retirada, por salubridad, de todas esas toneladas de carne.

Nos cuenta Hoare todas estas cosas y muchas otras, algunas trenzadas con acontecimientos de su vida que, en el momento de la lectura, pasa a ser la nuestra. A Hoare le sucede como a Montaigne: él mismo forma parte de la materia de su libro, mezclado con las ballenas.


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