La mano izquierda de la oscuridad
Ursula K. Le Guin
Una vez más el protagonista se haya sitiado. Tanto por el
propio planeta (Invierno, cuya climatología hace honor a su nombre) como por
los habitantes del mismo y su sociedad, costumbres y rivalidades políticas. En
esta ocasión se trata de un destino deseado, de una misión para la que el
protagonista se ha ofrecido voluntario.
En Invierno encuentra una
sociedad cuyo rasgo más característico es que sus habitantes son
hermafroditas. Su género es elegido a voluntad y su actividad sexual pasa por un
período activo seguido de otro de saciedad.
Las impresiones del protagonista
y las de su principal contacto entre sus habitantes, junto a mitos locales y
anotaciones de visitantes pretéritos forman el mosaico que nos sirve para
entender el punto de vista de cada faceta implicada en la historia.
De nuevo la principal
preocupación de Le Guin son los seres humanos, sus anhelos, los conflictos que
surgen entre ellos (debidos a la ambición, al intento de alcanzar las metas
propias, a las diferencias que existen entre unos y otros) y los distintos
modos de abordar su solución. Sin dedicarse en ningún momento a describir
Invierno la autora consigue, de modo indirecto, que nos sintamos inmersos en
ese hipotético mundo y el complejo concepto que tienen sus habitantes de las
relaciones personales.
Creo que
es su mejor novela. Y en alguien que ha escrito unas cuantas muy buenas, eso es
mucho decir. Fascina, conmueve e invita a la reflexión.
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