lunes, 9 de julio de 2012

Caviar

Caviar   
Theodore Sturgeon

De Sturgeon, aunque es uno de los nombres clásicos del género y siempre ha estado presente en la editoriales españolas, solo había leído la colección de relatos “La fuente del unicornio”. Aprovechando los saldos de Minotauro de hace unos años adquirí esta otra recopilación, de tan solo ocho cuentos, espléndidamente editada.

Son relatos escritos entre 1941 y 1955 y todos se construyen con el mismo procedimiento: se describe una situación que al final se resuelve, en un final rápido, de un modo imprevisto respecto al desarrollo previo del argumento. El efecto sorpresa depende en gran medida de la cantidad y variedad de lecturas que se llevan a cuestas. Tampoco deslumbra, cuando aparece, la pirotecnia científico-tecnológica. En realidad los intereses de Sturgeon se centran en las personas y en sus reacciones sentimentales e incluso éticas. Cada cuento trata de las relaciones humanas (la dependencia afectiva, la codicia, la empatía hacia los demás, la niñez) y los únicos fácilmente encuadrables en lo que un lector habitual consideraría ciencia-ficción quizá sean “Un dios microcósmico” y “Medusa”.

De los ocho cuentos, “Fantasma” me ha parecido el más flojo con diferencia. “Un rayo de luz” pierde interés conforme se avanza en su lectura y al final ha resultado decepcionante. En el extremo opuesto, por su brillantez y lo absorbentes que resultan, colocaría a Un dios microcósmico y “Sombras en la pared”.

En cualquier caso los ocho están escritos con primor. Con una eficacia que asombra. A Sturgeon le bastan una frase o un adjetivo para describir un personaje, una psicología, una necesidad. Merece la pena conocerlos.

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