sábado, 18 de mayo de 2013

La era de la Revolución (1789-1848)


La era de la Revolución (1789-1848)
Eric Hobsbawm

Este es el primero de los tres libros en los que el gran historiador británico fijó lo que él mismo bautizó como siglo XIX largo; el que, desde un punto de vista historiográfico, comenzaría con la Revolución Francesa y finalizaría con la Primera Guerra Mundial.

Este primer ensayo, publicado en los años sesenta (los otros dos vieron la luz en los setenta y en los ochenta, respectivamente), se centra en las dos revoluciones (la francesa y la industrial) que originaron el mundo actual y estudia sus consecuencias hasta el gran estallido social del año 1848.

El libro comienza con un brillante capítulo dedicado a describir el mundo inmediatamente anterior al período estudiado: los transportes, la población, la legislación, la tecnología e incluso la alimentación cotidiana se describen para darnos una idea de cómo fue aquella Europa dieciochesca; una civilización completamente ajena al hombre de hoy.

Los siguientes capítulos describen la gestación de ambas revoluciones así como el período de guerras al que condujeron, seguido por esa Santa Alianza que pretendió volver el reloj de la historia atrás y dejar las cosas como antes de aquellos acontecimientos. La aparición de los nacionalismos, la espantosa forma de vida de los trabajadores de las fábricas, las hambrunas sucesivas en años de malas cosechas en unas naciones que ya no funcionaban como antes, fueron el germen de diversas revueltas en todo el continente y depositaron las brasas de las que surgiría el incendio colosal de 1848.

Los capítulos dedicados a las dos revoluciones y a la transformación de la economía son el cenit del ensayo. Los más débiles son sin duda los dedicados a las ciencias y a las artes, en los que Hobsbawm intenta evitar una mera enumeración de nombres y trata, sin conseguirlo, de emparentar las transformaciones sociales y económicas con las nuevas corrientes de pensamiento. A pesar de los altibajos, un libro lúcido que consigue, en muy pocas páginas, desentrañar las claves de un período turbulento y complejo. El ensayo se cierra con una premonitoria cita escrita en 1831 por Victor Hugo en la que decía oír “el ronco son de la revolución, todavía lejano, en el fondo de la tierra, extendiendo bajo cada reino de Europa sus galerías subterráneas desde el túnel central de la mina, que es París”.

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