Embassytown
China
Miéville
El
último Miéville que quedaba en la pila. Al menos esta vez sí es
una novela y no un engendro como fue “Kraken”.
Lo
que no se le puede discutir al autor británico es su inventiva y su
capacidad para idear situaciones estimulantes. En esta ocasión
inventa una colonia humana ubicada en un planeta cuyos habitantes
usan un lenguaje con dos voces que expresa exactamente lo que siente
el hablante. Por lo tanto no son capaces de mentir. La llegada de un
nuevo embajador, auspiciada por la metrópoli, que no desea una
colonia tan independiente, cambia completamente la situación
política... debido a un efecto lingüístico que nadie esperaba.
Desde
luego es un argumento exótico y novedoso. Demasiado exótico quizá
para poderlo manejar en una novela de un modo eficaz. El resultado
final me ha parecido bastante heterogéneo, con buenos pasajes
acompañados por otros que rayan lo grotesco. Es un rasgo habitual en
casi todas las novelas de Miéville (quizá la excepción sea “La
ciudad y la ciudad”) y empieza a parecer que no va a ser capaz
de pulirlo. Así que de momento Miéville se queda en cuarentena, que
no hay vida para todo.
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