sábado, 3 de febrero de 2018

Maria Callas. El adiós a la diva

Maria Callas. El adiós a la diva
Fernando Fraga

Fernando Fraga es un colaborador habitual de muchos medios especializados y es un articulista entretenido y preparado. Además, es un gran especialista y conocedor de la Callas y, para añadir otro aliciente al libro, en castellano no hay prácticamente nada digno de mención sobre ella. Así que todo apuntaba a que podía ser una lectura muy interesante.

Por desgracia, no ha sido así. No es que el libro sea malo, pero queda lejos de lo que esperaba. Para empezar, me ha parecido desordenado: al principio parece que el libro plantea un recorrido cronológico por la vida de la soprano, pero, sin motivo aparente, ese discurso se interrumpe con capítulos que se centran en las visitas profesionales a Londres, París u otros centros operísticos; visitas que acontecieron en momentos anteriores al punto en el que se situaba la narración.

Esta desorganización propicia que haya bastantes repeticiones, así que hay episodios descritos en diferentes puntos de la biografía que, como sucede muchas veces con este tipo de libros, en muchas ocasiones se reduce a una enumeración de funciones, fechas y grabaciones que en realidad no nos revelan nada del personaje protagonista.

Otro pero que le encuentro es que abunda en el tipo de muletillas y adjetivación cada vez más frecuentes en las reseñas musicales: todo es mítico, fenomenal, glorioso y similares, de forma que las palabras terminan vaciándose de contenido y, cuando hay que destacar un hecho realmente relevante, es imposible hacerlo porque cada suceso descrito era historia desde el momento en que sucedió.

Además, la narración está plagada de disgresiones inconexas. Se describe una determinada función y de repente se dedican unos párrafos a uno de los cantantes (normalmente alguien completamente desconocido) sin que ello aporte ningún tipo de información sobre la protagonista.

Al terminar el libro se sabe que Tullio Serafin fue muy importante en la carrera de Callas, pero no se sabe nada acerca de cómo preparaban juntos los papeles o qué recorrido hubo a la hora de aceptar o rechazar alguno de ellos. Tampoco sabemos nada acerca del enfoque que hacía Callas del estudio de las óperas que afrontaba. El capítulo titulado “Un legado único” se limita a recoger críticas de críticos que el propio Fraga critica. También se echa de menos un análisis de la vocalidad de Callas; habría estado bien dedicar un capítulo a un tema trascendental en lugar de dispersar los apuntes técnicos por todo el volumen.

En definitiva, me ha parecido inabordable para alguien que no conozca previamente el tema e intrascendente para quien lo conozca. En general queda una enorme sensación de improvisación y falta de estructura.

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