Helgoland
Carlo Rovelli
Helgoland. La isla del Mar del Norte sin árboles a la que viajó Heisenberg para curarse de su asma. Donde, siguiendo el consejo de Bohr, saltó al vacío y alumbró la mecánica matricial para los cálculos cuánticos. Aquí comienza el viaje de Rovelli para conducirnos, no tanto a través del mundo de los cuantos, como a través de las ideas que implican y el cambio radical de cómo vemos la realidad. Un ensayo absorbente, en el que la tercera parte, más centrada en el ámbito de la Filosofía, para mí pierde interés. Pero no he leído otra explicación como ésta de lo que mentalmente significa esta incomprensible teoría.
"Un objeto aislado, tomado en sí mismo, independiente de cualquier interacción, no tiene un estado particular. A lo sumo podemos atribuirle una especie de disposición probabilística para manifestarse de una manera u otra. Pero incluso esto no es más que una anticipación de fenómenos futuros y un reflejo de fenómenos pasados y, con todo, es solo y siempre relativo a otro objeto.
La descripción no ambigua de cualquier fenómeno requiere incluir todos los objetos involucrados en la interacción en la que se manifiesta el fenómeno."
El mundo ya no será nunca más un conjunto de objetos que tienen propiedades y que interactúan entre sí. Es la interacción lo que determina el objeto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario