lunes, 20 de agosto de 2012

El Carpentier músico


Ese músico que llevo dentro
Alejo Carpentier

Aunque su carrera académica fue muy irregular, los padres de Alejo Carpentier (arquitecto él, profesora ella y ambos músicos aficionados que tocaban en violonchelo y el piano) le procuraron una vasta formación cultural desde niño. Fue precisamente esa esmerada formación la que lo condujo al periodismo culto, al que dedicó el grueso de su producción. Más de cuatro mil artículos, según algunas estimaciones, en los que trató cuestiones musicales, literarias, arquitectónicas, etnográficas, cinéfilas o históricas hasta abarcar prácticamente cualquier aspecto relacionado con la cultura.

Los ensayos recogidos en este libro tienen como hilo conductor la música, arte que Carpentier amaba especialmente y sobre el que poseía conocimientos enciclopédicos tanto en lo referente a cuestiones técnicas como históricas. El grueso de estos ensayos lo forman artículos escritos durante los años cincuenta en el diario venezolano “El Nacional”. Los temas tratados son de todo tipo, unas veces relacionados con la actualidad musical de la época y otras con las inquietudes del propio escritor. Conversaciones mantenidas con Milhaud, Honegger o Erich Kleiber; comentarios sobre la naciente discografía de la época o conciertos de Argenta, Bernstein, Furtwängler o Horenstein; reflexiones sobre controversias interpretativas, imprecisiones biográficas y cuestiones estilísticas; análisis de algunas programaciones sinfónicas y operísticas de la época... La curiosidad, la capacidad de trabajo y la agudeza de Carpentier parecen ilimitadas. La lectura continuada de estos artículos resalta también el gusto y la pasión que nuestro autor sentía hacia la música contemporánea.

En varias ocasiones he pensado que estos artículos recuerdan a los que mensualmente escribe Antonio Muñoz Molina para la revista “Scherzo”. Es curioso cómo Carpentier, al contrario que Muñoz Molina, jamás se coloca en el foco del artículo; nunca es él el protagonista, nunca desvía la atención de la cuestión musical que trata. Y todo lo hace con una prosa destilada, personalísima y llena de precisión en la que cabe todo el idioma castellano sin que en ningún momento aparezcan la vanidad ni el exhibicionismo.

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