jueves, 16 de agosto de 2012

Tokio blues


Tokio blues
Haruki Murakami

De nuevo me cruzo con Murakami. Hace unos años, cuando empezó a tener un nombre en España, me decidí por la que era su obra más alabada: “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”. No es una novela breve precisamente y cuando la terminé no supe concretar qué me había querido decir el autor con aquel relato en el que intercalaba pasajes fantásticos, casi oníricos, con las acciones más mundanas. Aunque aquella novela me pareció muy ambigua, estaba sin embargo bien narrada y siempre que la retomaba sentía el impulso de seguir adelante con la lectura.

Para decidir definitivamente sobre este autor que ahora mismo es un valor seguro para sus editores y hasta ha llegado a ser propuesto para el Nobel, escogí “Tokio blues” (su obra más popular en este momento). Se trata de otra novela muy bien contada; está claro que Murakami conoce el oficio de sobra. A partir de la evocación de un paisaje visitado en su juventud, un Toru Wanabate cercano a los cuarenta rememora el tránsito de los diecinueve a los veinte años, la época en la que estudiaba en la universidad.

Murakami alterna las introspecciones con la descripción de sucesos anodinos (me comí una tortilla, recogí la ropa, fumé un cigarrillo). De nuevo, como en la “Crónica”, no nos ahorra detalles: en su prosa todo se hace explícito, como si el relato tuviera que llenar con su extensión el marco temporal en el que discurre. De hecho creo que sería posible hacer una lista con todas las comidas realizadas por el protagonista a lo largo de cada una de las jornadas que jalonan la novela. También, como en “Crónica”, la música trufa el relato pero sin que llegue a formar parte de él; más bien es una especie de banda sonora de cada momento (hacía tal cosa mientras ella cantaba tal canción, pensé esto mientras silbaba esto otro). Y al igual que en la “Crónica”, las alteraciones del comportamiento humano constituyen la parte central del relato y el motivo principal de reflexión. La diferencia más destacada con “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” es que aquí no existen elementos que puedan relacionarse con lo sobrenatural.

En resumen me ha quedado la misma impresión que tuve con la novela que ya conocía. Creo que el principal mérito de Murakami es ese estilo de narración fluido, fácil y sugerente que es capaz de lograr y mantener a lo largo de muchas páginas. Por lo demás, no empatizo con su mundo y mi sensación final es de viaje a ninguna parte.

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