sábado, 1 de septiembre de 2012

Nacidos de la Bruma


Nacidos de la Bruma
Brandon Sanderson
I. El Imperio Final
II. El Pozo de la Ascensión
III. El Héroe de las Eras

Una nueva trilogía (¡qué raro!) de género fantástico. Como el autor tenía buen cartel y en general las valoraciones de los aficionados eran positivas, me embarqué en su lectura (también influyó que me regalaran el primer libro).

Ya es casi una norma en la fantasía contemporánea que la magia esté regida por reglas, que casi se comporte como una ley física. Sanderson procede canónicamente y determina con precisión el origen de los poderes mágicos, sistematizando también sus propiedades, usos y limitaciones. Esta vez el uso de la magia está vinculado a la capacidad de algunos individuos para manipular metales de uno o varios tipos, bien quemándolos en su interior, bien almacenándolos en recipientes físicos, para después hacer uso de ellos. El uso de esas reservas de metal permite aumentar la fuerza, agudizar los sentidos, almacenar recuerdos, etc.

En “El Imperio Final”, primero de los tres libros, se describe someramente la historia de dicho imperio y el malestar social generado por él. Cada capítulo está precedido por una entradilla que recoge fragmentos del diario de uno de los personajes principales del relato; ese diario nos permite vislumbrar el hecho que condujo a la existencia del Imperio. En esta primera novela asistimos a la lucha entre el imperio y su descontenta masa social y en cierto modo es como si la historia empezase al revés, porque al finalizar el libro descubrimos que lo que parecía una situación consolidada no lo es, y el diario cobra al final una enorme importancia.

En el segundo libro (“El Pozo de la Ascensión”) se retoma la historia un año después de los acontecimientos descritos en el volumen anterior. Sanderson cae en esa práctica habitual y desacertada de volver a perfilar algunos personajes y hechos que son perfectamente conocidos para quien haya leído la primera novela y que imagino no aportarán demasiado a quien no lo haya hecho. Se repiten las entradillas al comienzo de cada capítulo para terminar formando parte del argumento. Esta segunda parte, en contra de lo que suele ser habitual, no se limita a ser una transición hacia la resolución de la historia y vuelve a aportar giros argumentales y una peripecia completa muy entretenida.

El Héroe de las Eras” también deja transcurrir un año respecto a su predecesor. Vuelven las entradillas antes de cada capítulo para aportar una nueva perspectiva a todo lo narrado hasta este momento. En este tercer volumen la mayoría de los capítulos son mucho más cortos, para así prestar atención a todos los focos de acción que se han ido creando, por lo que la lectura es muy ágil. Me ha parecido curiosa, porque quizá es infrecuente la aparición de estos guiños tan directos en un libro de fantasía, la parte de la historia que describe contra un sistema político que recuerda inmediatamente al stalinismo. Independientemente de esta anécdota, el tono es similar al de las dos novelas precedentes; es decir, entretenida pero con información redundante (Sanderson emplea muchas páginas para repetir hechos ya conocidos). Este tercer volumen hace de broche y cierra completamente la historia que comenzó en “El Imperio Final”, si bien la conclusión me ha parecido un tanto pastiche: es un final cumplidor aunque no del todo satisfactorio.

En resumen, no es una novela aquilatada como el Geralt de Sapkowski ni consigue ser la epopeya de Malaz. Tampoco posee el turbio atractivo de Abercrombie, pero está escrita con oficio y es enormemente entretenida. Aunque el fuerte de Sanderson desde luego no son ni las introspecciones ni los perfiles psicológicos, que están trazados de modo muy evidente, sin encanto ni misterio, no cansa nunca y es una lectura amena. Bien por Sanderson.

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