Nueva
historia universal de la infamia
Rhys
Hughes
Cuando
se publicó este libro huí de él como de la peste. Borges es uno de
mis escritores preferidos y siempre me ha parecido que esa orfebrería
suya es inimitable. Cuando vi el volumen de Hughes pensé que, si era
una imitación, sería penosa, mientras que si se trataba de una
broma tendría muy poca gracia.
Años
más tarde encontré el libro en una tienda de segunda mano y, por
ese precio y estando relacionado con Borges, me dije: adelante;
léelo. Y eso he hecho. Y bien que he disfrutado. ¿Es Borges? No.
¿Es una imitación? Puede parecerlo a veces pero solo porque el
autor quiere que el libro esté emparentado con el argentino. ¿Es
una parodia? Tampoco; en todo caso, Hughes se parodia a sí mismo y a
su “borgismo”. Entonces, ¿qué es esto? No está claro. Pero
está muy bien escrito y, si se conoce la obra del bonaerense, es
también muy divertido (quizá lo sea incluso si no se ha leído al
argentino).
Mención
especial para “En pos del Libro de Arena”, que relata el
destino último de ese libro inimaginable, con un infinito número de
páginas, que Borges decidió dejar olvidado en un anaquel de la
Biblioteca Nacional. Y una última nota de admiración para el
traductor Carlos Gardini, que debió de criar alguna cana vertiendo
esto al castellano.
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