domingo, 13 de octubre de 2013

El giro

El giro
Stephen Greenblatt

How the world became modern” es el subtítulo original de este libro que trata de recrear la búsqueda del manuscrito del poema de Lucrecio “De rerum natura” (“Sobre la naturaleza de las cosas”) y la influencia de ese texto en la concepción del mundo tal y como lo conocemos hoy.

Los primeros siete capítulos son apasionantes. El mundo de los libros antes de la era de la imprenta, los materiales y métodos que se empleaban para copiarlos y preservarlos, la política vaticana, los intelectuales de la época y, en el epicentro de todo, la carrera llena de altibajos del buscador de libros (aparte de otras muchas cosas) Poggio Bracciolini y su hallazgo del poema de Lucrecio. El octavo capítulo resume las ideas contenidas en el poema y los siguientes su difusión libresca gracias a la imprenta y su influencia en la vida intelectual del mundo moderno.

La primera parte del libro es la más absorbente; muy original, narrada con vitalidad, con una tensión más propia de la novela de aventuras que del ensayo. En la segunda parte, también interesante, se pierde ritmo y el libro adopta un aire más convencional aunque el contenido sigue siendo enriquecedor. Rechina un poco la posición en la que Greenblatt coloca el poema de Lucrecio, otorgándole una influencia aplastante sobre la filosofía y la ciencia del Renacimiento y el Barroco, casi como si hubiera sido el conocimiento del texto lo que hubiese permitido ciertas líneas de pensamiento. No tengo conocimientos suficientes para rebatir esa decisión pero parece un tanto extrema, aunque el autor es tan honesto separando los hechos de la interpretación que él hace de ellos que no resulta molesta ni provoca la sensación de estar siendo manipulado.

Un libro fuera de lo habitual que demuestra que lo aburrido en la mayoría de las ocasiones no son los temas, sino el modo en que se enfocan y se desarrollan. Además, me ha proporcionado esta excelente idea para un ex libris:

Al que lo robare o tomare prestado y no lo devolviere a su propietario, que este libro se convierta en una serpiente cuando lo tenga en sus manos y lo muerda. Haga que le dé perlesía y todos sus miembros queden mustios. Que se consuma de dolor pidiendo a gritos clemencia y su agonía no cese hasta quedar deshecho. Que los gusanos corroan sus entrañas en nombre del Gusano que nunca muere, y, cuando llegue al castigo final, que las llamas del infierno lo consuman para siempre”

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