jueves, 28 de noviembre de 2013

Kraken


Kraken
China Miéville

He llevado mi paciencia al extremo y he alcanzado a leer los dos primeros tercios. Después lo he dejado. El libro es indescriptible. Es como si Miéville hubiera decidido volcar en el papel cualquier ocurrencia que le pasara por la cabeza: metáforas peregrinas, constantes virajes en el argumento, personajes grotescos, trama deshilvanada. Algunos comentan que en realidad se trata de una parodia; una parodia de sí mismo, supongo, y de sus libros anteriores.

Me queda en la pila “Embassytown”. Como sea del mismo jaez que este, lo mío con Miéville habrá terminado.

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