Fútbol.
Dinámica de lo impensado
Dante
Panzeri
Un
libro publicado en 1967 en Argentina que nunca se editó en España y
que se convirtió en un mito de la defensa del fútbol-espectáculo
frente al fútbol-fuerza. El autor fue un combativo periodista
argentino que se vio incluso envuelto en más de setenta pleitos ante
los tribunales (de los que solo perdió uno) debido a sus viscerales
opiniones.
Con
estos antecedentes mis expectativas eran altas. Sin embargo, me
llevado una decepción. Para empezar, la redacción del texto es
extraña; en
ocasiones casi descuidada, con frases deshilvanadas y párrafos de
una sola línea más propios del lenguaje oral que de un ensayo.
Además, como lector español me he encontrado con la dificultad
añadida de los abundantes argentinismos y con el hecho de que se
emplean muchas palabras para designar lances del juego y
demarcaciones que hoy día están fuera de uso.
El
objetivo de Panzeri es demostrar que el exceso de pizarra destruye el
juego y que el fútbol entendido como preponderancia de la táctica y
la fuerza física sobre el engaño y la pelota es un equivocación,
una especie de anti-juego. Para argumentar sus opiniones Panzeri
utiliza multitud de referencias a equipos y jugadores que, salvo para
conocedores de la historia del deporte, son en su mayoría nombres
sin contenido al referirse a profesionales que estuvieron en activo
durante los años treinta y cuarenta del siglo veinte (el jugador
contemporáneo que cita como expresión más depurada de lo que él
considera buen fútbol es Pelé). Para explicar por qué el juego
artístico se va viendo desplazado por el táctico emplea una serie
de argumentos sociológicos (según él el acceso a una mejor
educación minusvalora la pelota), económicos (el fútbol convertido
en negocio aumenta el miedo a perder) y psicológicos que en muchas
ocasiones me han parecido obsoletos y traídos por los pelos.
El
capítulo catorce es el más técnico. Es una especie de compendio de
modos de jugar que me ha levantado un enorme dolor de cabeza: que si
sale el líbero, que si entra el alero... todo acompañado de unos
esquemas que no aclaran prácticamente nada. Un galimatías del que
quizá alguien con más conocimientos pueda sacar algo en limpio. Los
capítulos finales son una andanada contra la figura del director
técnico (el entrenador) concebido como factótum del juego.
En
resumen, un alegato bastante heterogéneo en los argumentos y en la
exposición en contra del fútbol resultadista y carente de belleza.
Enmarcan el ensayo dos buenos prólogos de Santiago Segurola y
Ezequiel Fernández Moores y dos epílogos
que quizá intentan abarcar demasiado en demasiadas pocas páginas.
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ResponderEliminarYa me he acordado.... ¿Conoces «El fútbol a sol y sobra», de Eduardo Galeano?
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