domingo, 20 de septiembre de 2015

El mundo de ayer

El mundo de ayer
Stefan Zweig

Quizá Zweig sea la expresión más depurada de un estilo, de una época, de un tipo de artista. Un centroeuropeo nacido al final del s.XIX y educado en los cánones de aquel momento pero que vivió en primera línea todas las vanguardias del naciente s.XX.

Una inteligencia y una sensibilidad privilegiadas que tuvieron la fortuna de nacer en una familia acomodada que les proveyó de los medios necesarios para desarrollarse. Zweig tuvo lo que se consideraba una educación privilegiada (aunque él mismo la denosta por anticuada y poco didáctica) y la posibilidad de viajar por Europa, la India y Estados Unidos antes de que estallara la Primera Guerra Mundial. Conoció a Brahms con doce añitos, a Freud, a Rodin, a Valéry, a Hofmannsthal, asistió a los estrenos de la Octava de Mahler y “El caballero de la rosa”; en definitiva, fue un espectador atento al mundo en el que vivía.

En este relato, en parte libro de memorias, en parte testamento intelectual, describe precisamente el mundo de ayer, el anterior a las guerras mundiales y a los pasaportes; un mundo más tranquilo en apariencia en el que todo el mundo pensaba que los ahorros, la forma de vida y la cultura eran inmutables. Las pinceladas personales excluyen el ámbito privado (no sabemos ni que está casado hasta que, después de la primera guerra, nos cuenta un paseo por Viena de la mano de su mujer). Como gran prosista que fue, Zweig consigue que estemos cerca de él en muchos momentos, como cuando viaja a Estados Unidos y encuentra en el escaparate de una librería de Filadelfia un libro suyo, o en su viaje al Nueva York anterior a los rascacielos, o en sus encuentros con Rodin o con Freud.

Un paseo intelectual y melancólico de la mano de uno de los grandes escritores del s.XX. Un libro de más de quinientas páginas que pasa en un suspiro.

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