domingo, 12 de febrero de 2012

Las campañas de Napoleón

Las campañas de Napoleón
David Chandler

Un ensayo de más de mil páginas consagrado al análisis minucioso de la trayectoria militar de Napoleón Bonaparte desde sus años de formación hasta su final en Waterloo. El libro obviamente se centra en la descripción de sus diferentes campañas militares y las batallas que tuvieron lugar, pero también contiene breves interludios en los que se analizan de forma muy concisa las situaciones políticas que fueron originando los conflictos y las consecuencias que tuvieron los mismos en el mapa europeo de la distribución del poder.

Tratándose de un libro tan prolijo, en él podemos encontrar todo tipo de información: logística, notas de campaña, extractos del diario de la Grande Armée, fragmentos de conversaciones entre los diferentes protagonistas de los sucesos... También se incluyen curiosidades como, por ejemplo, la técnica del ejército prusiano para estudiar la efectividad de sus mosquetes: desplegaban una lona de tela con la altura media de un soldado de la época y la longitud de un cuadro de infantería y la iban aproximando a una hilera de mosquetes que hacían fuego sobre ella para determinar la distancia a la que el arma resultaba más eficaz.

Respecto al gran protagonista de esa etapa de la historia de Europa, queda reflejado en sus virtudes (genialidad militar, capacidad para mantener la sangre fría en momentos difíciles, un emprendedor de grandes reformas civiles, etc.) y en sus defectos (oportunista, insensible hacia los padecimientos de sus soldados, megalómano, incapaz para la diplomacia...). Se percibe también el cambio en la personalidad de Napoleón conforme se fueron acumulando los triunfos; un cambio que fue haciéndole cada vez más ajeno a la realidad de manera que llegó a confundir lo que imaginaba con lo que realmente sucedía.

En resumen, veinte años de guerras continuas a lo largo y ancho de toda Europa de las que no se libró ninguna nación europea de la época que terminaron con centenares de miles muertos, una Francia agotada, una Inglaterra con el mismo papel preponderante que antes de comenzar el conflicto, un naciente nacionalismo alemán, un intento (un tanto ficticio) de restaurar el “orden” anterior a la revolución y Austria y Rusia en la misma situación de estancamiento que ya conocían.

Cuentan que al terminar la batalla de Eylau, que fue particularmente encarnizada y sangrienta, el mariscal Ney, al recorrer el campo de batalla donde se apiñaban cadáveres y moribundos entre el lodo y el hielo, exclamó: ¡Qué masacre! ¡Y sin resultado!.


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