Autobiografía
Mark
Twain
Samuel
Langhorne Clemes, que así se llamaba civilmente Mark Twain, fue
escribiendo anotaciones autobiográficas desde la década de 1870 y
continuó haciéndolo casi hasta el final de su vida. El proyecto de
su autobiografía le ocupó varios años y fue su secretario personal
quien reunió los materiales y editó póstumamente el libro en su
forma definitiva.
Es
un libro peculiar, que da saltos adelante y atrás en el tiempo
(aunque nunca es confuso) y que en general no se centra en los
grandes acontecimientos profesionales
de la vida del autor. El grueso de la información refiere anécdotas,
chismes, rencillas, recuerdos
y curiosidades. Casi
todo está contado con tal socarronería que hay ocasiones en las que
uno piensa que eso no le pasó a Twain, sino que desearía que le
hubiese sucedido, y
que, incluso, está componiendo su autobiografía con pasajes que
excluyó de “Huckleberry Finn”
o “Tom Sawyer”.
Así finaliza, por ejemplo, el primer capítulo:
“Cuando
era joven, podía recordar cualquier cosa, hubiera sucedido o no.
Pero mis facultades están decayendo ya y pronto me convertiré en
alguien que no recuerde más que las cosas que nunca han sucedido. Es
triste hacerse pedazos de esta forma, pero todos tenemos que llegar a
eso.”
Aunque
Twain murió siendo un hombre rico, sufrió muchas privaciones
durante su infancia y juventud y llegó a arruinarse varias veces,
por lo que el dinero es una presencia permanente en todo el libro.
También hay confesiones graciosas como por ejemplo su debilidad
(cuidadosamente disimulada) por los reconocimientos del mundo
académico, de los que se vio privado durante décadas.
No
faltan momentos de gran lirismo e intensidad emocional, como el
evocador cuarto capítulo en el que rememora sensaciones de su
infancia (la comida, los bosques, los paisajes, las gentes), o el
sobrio y estoico trigésimo séptimo en el que recuerda el nacimiento
y muerte de su primer hijo y reflexiona sobre la vacuidad de las
ambiciones humanas. En los capítulos finales, en los que recoge la
muerte de sus dos hijas mayores y la de su mujer, predomina la
melancolía.
Un
libro entrañable.
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