jueves, 18 de octubre de 2012

Toscanini

Toscanini
Harvey Sachs

Como en España no se publica prácticamente ningún ensayo relacionado con la música o la ciencia, en 2007 decidí arriar velas y comprar una serie de biografías de directores de orquesta en inglés. La verdad es que me daba mucha pereza ponerme con ellas y hasta el año pasado me había limitado a ojear las fotos. Finalmente vencí la molicie y empecé con Karajan. Este ha sido el año de Toscanini.

En el prólogo de su libro (publicado en 1978), el propio Sachs argumenta con datos lo inadecuado de las biografías que existían hasta ese momento del gran director. Sesgos interesados sobre la personalidad del protagonista y lagunas documentales tanto en aspectos biográficos como musicales, dibujaban, en opinión de Sachs, un retrato que no permitía una aproximación veraz a la figura del parmesano.

El libro de Harvey Sachs es de una precisión fanática en cuanto a hechos, citas, fechas y argumentos. En algunos momentos está escrito casi con unción, pero sin renunciar nunca a la exactitud. Un gran trabajo. Tan bueno que, hasta donde yo sé, no se ha vuelto a publicar una biografía seria sobre Toscanini. No hay mayor elogio para la obra de Sachs.

La organización del libro es la habitual, con un recorrido por la vida de Arturo Toscanini desde sus orígenes familiares hasta el final. La formación en el conservatorio, el inopinado salto del violonchelo al podio de director, el estreno de “Otello” tocando bajo la dirección del mismísimo Verdi, la primera etapa escalígera, el encuentro con Caruso, la titularidad en Nueva York, los años amargos de la Primera Guerra Mundial, la vuelta a la Scala para transformarla en el primer teatro de ópera moderno del mundo, la relación con Puccini, la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial con la consiguiente vuelta a Norteamérica, la NBC, la gloria y la fama (a veces disfrutadas, a veces toleradas con mucha reticencia), los malos modos ocasionales, el fanatismo por la precisión y la belleza del sonido, los encontronazos políticos... En definitiva, una vida que fue como un torbellino, en la que Toscanini surcó como un meteoro el panorama musical de la primera mitad siglo XX, fijó lo que después sería el modus operandi de cualquier teatro de ópera y también los modos interpretativos de gran parte del repertorio de cualquier orquesta sinfónica.

El libro se cierra con un capítulo de reflexiones que es completamente vigente. En la crítica musical contemporánea sigue existiendo la confrontación entre la interpretación “literal” (¿?) de las partituras, de la que Toscanini sería abanderado, frente a la visión más romántica del hecho musical; también sigue leyéndose que Toscanini tocó todo igual durante toda su vida y que dirigía demasiado rápido. Modismos, en suma, que provienen del hecho de no escuchar atentamente las grabaciones y de olvidar que Toscanini empezó a dirigir con 19 años en 1886 y se retiró con 87 en 1954, mientras que el grueso sus grabaciones (en realidad todas excepto menos de una decena) se realizaron en sus últimos diez años de vida. Un material que, aunque es abundante, no recoge el recorrido musical del maestro. Aún así es una enorme suerte poder escucharle y asombra que, después de tantos años, esos discos sigan emocionando y ofreciendo la sensación de algo único e irrepetible.

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