Espadas
y demonios
Espadas
contra la muerte
Fritz
Leiber
Hace
ya casi una eternidad, después del conocer “El hobbit” y
devorar “El Señor de los Anillos”, me encontré en una
etapa en la que la narrativa “seria” seguía sin atraerme pero lo
único que encontraba relacionado con la fantasía en las modestas
librerías de Leganés (que siguen siendo igual de modestas e incluso
inexistentes) eran los libros de la serie Dragonlance. No
tenía mucho bagaje como lector, pero sentía con claridad que la
franquicia de Timun era a la obra de Tolkien lo que los polos de
hielo son a los helados Morán.
Para
ampliar horizontes de lecturas, muchos sábados por la mañana iba
con mi padre a la Cuesta de Moyano y fue en una de aquellas
excursiones cuando me topé con la serie “Fantasy” de
Martínez Roca. El ejemplar que más se veía en aquel entonces era
uno titulado “Espadas y demonios”, de un tal Fritz Leiber,
con un forzudo bárbaro en la portada sacudiéndole un espadazo a un
guerrero enfundado en una armadura (sin olvidar la icónica y
sugerente mujer de las estepas). Así supe de Fafhrd, el habitante
del frío Norte, y al Ratonero Gris y de cómo se conocieron en la
grasienta y bulliciosa Lankhmar. A aquel encuentro le sucedió el
rosario de aventuras recogidos en “Espadas contra la muerte”
y allí se quedó todo porque los libros aparecían y desparecían
como el Guadiana y no existía internet para averiguar el orden de
lectura y si, dado el escaso presupuesto disponible, merecía la pena
seguir adelante con las compras.
Releídos
más de veinte años después, me han parecido muy gratificantes. Con
más aspiraciones literarias que las sombras del viento o los
temerosos hombres sabios y con unos personajes mezcla de picardía e
inocencia, nada limpios pero con escrúpulos. Quizá el mejor de los
trece relatos que reúnen estos dos volúmenes sea “Las mujeres
de la nieve”, que narra con
una prosa muy bella el rito de emancipación del norteño Fafhrd del
matriarcado de su tribu natal. El resto de relatos no raya tan alto y
los hay francamente prescindibles (“La costa sombría”,
“La torre de los lamentos”)
pero en conjunto merece la
pena leerlos y el entretenimiento está garantizado.
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