jueves, 6 de octubre de 2011

Hambre, Knut Hamsun



Hambre
Knut Hamsun

Estreno los comentarios con el último libro leído. Se trata de una novela de un autor noruego completamente desconocido para mí que recibió el Premio Nobel de literatura en 1920 y que escribió esta novela en 1888. Esa combinación de fechas y nacionalidad (un autor del XIX en una literatura que no era importante en la época) y el hecho del Nobel me hicieron algo reacio a emprender la lectura (en una época decidí leer las principales novelas de los galardonados con el famoso premio y en el tercer autor desistí por aburrimiento y desafección absoluta a los estilos y temas tratados por ellos).


Sin embargo, la lectura de Desgracia (Coetzee) me impactó enormemente y en la búsqueda a través de la red de impresiones y comentarios sobre la novela del autor sudafricano me topé con varias referencias al bueno de Hamsun. Y finalmente decidí leer esta Hambre, que al parecer es una de sus obras más características. En una edición, por cierto, vintage: Plaza&Janés con encuadernación color burdeos, tapa dura y letras doradas realmente bonita.

La lectura me ha dejado sentimientos encontrados. El protagonista es un hombre que ya desde el primer párrafo nos advierte de su mala situación. Sin empleo, sin dinero, pronto se ve obligado a vivir en al calle, al día, alimentándose ocasionalmente e incluso no pudiendo comer durante días. El libro es duro y Hamsun no tuvo piedad con su protagonista (al final de la primera parte hay una línea que colorea la existencia de este hombre... pero la primera línea de la segunda parte vuelve a dejarlo en la misma penosa situación en la que se encontraba al comienzo del libro). A lo largo de este proceso de desnutrición y de alienación se va convirtiendo en un paria; en muchas ocasiones se comporta como un desequilibrado, en otras como un ser noble y generoso... No hay ninguna pauta aparente que nos permita prever cómo actuará nuestro protagonista. Ese es el aspecto que más me ha gustado del libro, junto a la originalidad del planteamiento y lo arriesgado de la propuesta (más de 200 páginas de interiorización del hambre y sus consecuencias).

En el debe pondría un rasgo del protagonista: mantiene durante todas sus peripecias un para mí extraño sentido del honor, que me parece muy poco realista dada su situación y que contrasta con la construcción fuertemente realista del resto de aspectos del personaje y del escenario en el que se desarrolla la historia (la ciudad de Cristianía, la actual Oslo). La traducción me ha parecido algo sospechosa, con algunos giros y arcaísmos que sospecho son más para dar sabor decimonónico a la lectura que una plasmación veraz de la prosa de Hamsun (de todas formas yo no sé noruego, así que esto no deja de ser una conjetura).

En cualquier caso, ha merecido la pena leerlo. Un nuevo autor sorprendentemente moderno.




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